“Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados. Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban.” Jueces 6:2-3
Vivimos días de desempleo, de vacas flacas, de dificultades. Sin embargo, en la historia de la humanidad siempre fue así, como muestra el pasaje bíblico. Había tiempos de vacas gordas y tiempos de vacas flacas. Y un gran ejemplo de que podemos cambiar la situación es ver lo que sucedió en la época de Gedeón, el personaje bíblico principal del pasaje referido.
Él era un hombre común, un hombre cualquiera. La familia de Gedeón era la más pobre de Israel, y él era el menor de su familia. Pero, a pesar de que él era una persona aniquilada por esta condición, Gedeón llevaba en su interior una gran indignación.
En la época de este hombre singular, el pueblo de Israel convivía con una situación desesperante. Los israelitas plantaban y regaban, sin embargo, en el momento de la cosecha – el más esperado por ellos, porque era cuando recibían el resultado de su trabajo -, los pueblos madianitas, amalequitas y del oriente venían con carros y animales arruinando todo lo que había producido el pueblo de Gedeón. Y los hijos de Israel, por ser inferiores militarmente, corrían y se escondían en cuevas, en montes, como ratas. No podían hacer nada.
Era una situación difícil y aparentemente sin solución, porque, sin comida, ¿cómo sobrevivirían? Esa era la táctica que el diablo, el espíritu maligno, usaba contra ellos.
Una sociedad que exige fe
Tal vez usted esté en esta situación: “Yo trabajé varios años en esta empresa, en esta función, solo sé hacer esto. Y ahora, ¿qué voy a hacer de mi vida?” Pero, si usted tiene fe en Dios, si usted tiene fe en el Señor Jesús, de verdad, usted tiene condiciones de cambiar esa situación. ¿Cómo puede hacer eso? Gedeón era el menor de los menores de su casa, pero él tenía una fe que era su fuerza, él tenía una indignación:
“Y el ángel del Señor se le apareció, y le dijo: el Señor está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, Señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas Sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó el Señor de Egipto? Y ahora el Señor nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas.” Jueces 6:12,13
Dios vio en Gedeón el único hombre que podía liberar la nación. Él vio en la indignación de Gedeón la fe. Detrás de esa indignación había fe. Y es eso lo que Dios usa para liberar a una persona. Él quiere una sociedad con las personas, pero esa sociedad exige fe. No la religiosa, sino aquella con la que la persona se resiste a aceptar esa situación difícil. ¿Cómo puedo creer en un Dios tan grande y vivir una vida de problemas y miseria?
La fe verdadera e inteligente no acepta eso. Ella rechaza las situaciones malas, y es eso lo que hace la diferencia en nuestra vida. Gedeón manifestó su indignación. Él solo podía manifestar su indignación con el propio Dios y no con sus familiares y amigos. Gedeón llevó su problema hasta el Creador. Gedeón estaba allí para todo o nada: “O el Señor es con nosotros, o el Señor no es. Si el Señor no es con nosotros, entonces que termine con esto rápido, porque no se puede aceptar esta situación. ” Básicamente, ese es el mensaje que él deja.
“Y mirándole el Señor, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas…” Jueces 6:14
Si usted está pasando por una situación desesperante, así como la que Gedeón enfrentó, si usted está endeudado, desempleado, todo en su vida está confuso, sepa que hay una solución.
Participe en la Universal más cercana a su domicilio. Vea la dirección aquí. Durante la reunión, se le presentará la Hoguera Santa de Gedeón y aprenderá cómo todo puede cambiar.
No dependa de nadie, dependa solo de usted mismo y de Dios.
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