Una iglesia cristiana llena en China era difícil de imaginar algunos años atrás. Pero la cantidad de cristianos en el país en los últimos tiempos ya supera a los afiliados del Partido Comunista. Aún no es posible decir con exactitud la cantidad de nuevos convertidos – ya que el número se pierde entre las iglesias oficiales y las clandestinas-, pero los especialistas estiman la marca de 100 millones de cristianos protestantes en el país asiático, mientras que los católicos son casi 12 millones.
El país más poblado del mundo (1,36 billones de habitantes) adoptó el sistema de ateísmo desde 1949. A los niños se les enseña a no creer en ningún dios. Es el gobierno comunista chino quien controla todas las actividades religiosas, con una mirada más atenta a las tibetanas y musulmanas, para evitar ataques de grupos radicales. Y el rápido crecimiento de seguidores cristianos molesta visiblemente al régimen de Pequín, oficialmente ateo. Para el partido Comunista es difícil tolerar influencias de religiones extranjeras, tanto que China aún no reconoce al Vaticano.
Sin embargo, aunque la cantidad de nuevos convertidos está aumentando, la persecución a los cristianos aún no terminó. De acuerdo con la investigación hecha por la organización Puertas Abiertas, que acompaña el desarrollo del cristianismo en el mundo, China ocupa el 29° lugar en la Clasificación de la Persecución Religiosa 2015.
Castigo a los cristianos
La ciudad de Wenzhou, provincia de Zhejiang, costa este del país, es conocida como la “Jerusalén de China”. Y la razón para eso está en los casi 4 mil templos cristianos esparcidos en ella. El año pasado la represión comenzó con la retirada de las cruces de las iglesias en toda la provincia. Los miembros se indignaron y las recolocaron. Pero el gobierno volvió a retirarlas y tomó providencias para afectar a los cristianos, como cortar el agua y la energía de los templos. Después, instaló cámaras de seguridad en las puertas y comenzaron a investigar en la vida de los participantes. Esa es la forma en la que el gobierno chino opera para mostrar que tiene el control absoluto sobre todo en el país.
Durante las persecuciones, muchos cristianos fueron capturados. Aún existen algunos cumpliendo largas condenas o siendo condenados en tribunales. Pero el Gobierno siempre justifica con otros argumentos el real motivo de la prisión.
La Universal en China
El “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (Marcos 16:15) es un desafío para misioneros que se disponen a atravesar fronteras. Aún bajo las dificultades y con el prejuicio de una iglesia extranjera, la Universal abrió las puertas en Hong Kong, la cuidad en la costa sur de China, en 2004. Más allá de chinos, la mayoría de los que concurren son de Filipinas, Indonesia y Brasil. Los cultos son en la lengua del lugar, el cantonés, inglés y en el idioma filipino, el tagalog.
“Los miembros están sedientos por la verdad. Las religiones aquí enseñan que el sufrimiento es algo divino, como la enfermedad, por ejemplo”, resalta el pastor Álvaro Lima, responsable por la Universal en China. Recién llegado al país asiático, el pastor brasileño ya pasó por Estados Unidos, Irlanda e Inglaterra. Hace 16 años se dedica a la evangelización fuera de la tierra natal. Un sacrificio que es compensado todas las veces que se ve el milagro en la vida de un nuevo cristiano. “Cuando decimos que Jesús quiere curarlos y en el momento que ven el poder de Dios, ellos se impresionan y nos buscan para saber más sobre la fe verdadera que libera y transforma vidas”, observa el pastor.
Adeptos del catolicismo, budismo y otras religiones, los participantes ven a la Universal no como una nueva religión, sino como el camino para una transformación de vida.
La familia de la filipina Julie Guzman de 39 años, (foto de al ladoa) no era una excepción. Pero ella percibió que había algo que estaba mal, ya que su vida solo empeoraba. “Mi marido tuvo un ACV y su lado izquierdo quedó completamente paralizado. Tuve que comenzar a trabajar fuera del país para sustentar a mi marido y a mis dos hijas pequeñas. Mi familia era puramente católica, pero cuando mis hijas me hicieron la invitación para conocer la Universal no me resistí. La primera vez, recuerdo que yo me dije a mí misma cuánto me había gustado esta iglesia, porque ellos aclaran las verdades de la Biblia”, recuerda la filipina.
La motivación mayor vino con la cura del marido. “Yo estaba tan preocupada por mi esposo, pero un día decidí entregarlo en las manos de Dios. Fue un milagro. Rápidamente, él volvió a trabajar y eso me ayudó mucho.”
Hoy, la filipina enfatiza cómo la Universal estimula a las personas a que usen la fe, antídoto que dividió la historia de ella en un antes y un después. “Hoy tenemos nuestra casa propia – ya que incluso vivíamos de prestado. Dios ha cambiado nuestra historia desde 2012. Ni yo puedo creerlo. Solo tengo gratitud”, finaliza.
¿Quiere saber más sobre el trabajo de la Universal en China y cómo otras vidas han sido transformadas? Visite la página oficial en el Facebook.
¿Quiere formar parte de este trabajo? Entonces visite una Universal cercana a su casa y participe de una reunión.
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