Cuando una persona comprende la importancia de Dios en su vida, comienza a negar las enseñanzas de este mundo para aceptar las leyes del Señor, que están escritas en la Biblia.
Es como el apóstol Pablo escribió en una carta a los filipenses: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo…” (Filipenses 3:20)
En este versículo, citado en la Biblia, él explica que la vida de los que sirven a Dios no pertenece a este mundo, sino que está asentada en la Salvación, que fue concedida por el Señor Jesús cuando Él se sacrificó en la cruz por la humanidad:
“En la casa de Mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, Yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si Me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a Mí mismo, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí.” (Juan 14:2-6)
Después de Su sacrificio, el Señor Jesús resucitó, volviendo al Padre, y dejando como Consolador de la humanidad al Espíritu Santo. Antes de partir, Él les advirtió a Sus discípulos acerca de la Salvación, y que la misma se alcanza a través de la fe en Él. Por lo tanto, el Señor Jesús es el camino, la verdad y la vida, y solo alcanzamos la presencia del Padre a través de Él.
El Arrebatamiento de la Iglesia
Los que se sacrifican por la fe en el Señor Jesús, Lo ponen en primer lugar en sus vidas y obedecen Su Palabra, abandonando las costumbres de este mundo, serán salvos en el evento conocido como el Arrebatamiento de la Iglesia.
Será el momento en el que el Señor Jesús cumplirá Su Palabra de regresar para buscar a los salvos para que habiten donde Él habita.
La Segunda Venida de Jesús
Después del Arrebatamiento, el Espíritu Santo, que actuaba como Consolador en este mundo de los salvos, también dejará a la humanidad. Él no estará más presente para guiar, dirigir e inspirar a los que son de Dios.
Entonces, enseguida, el espíritu del Anticristo surgirá entre las naciones.
Los primeros 3 años y medio de su reinado, el Anticristo traerá la paz al mundo, aparentando ser un líder pacificador.
Pero, vea lo que el obispo Edir Macedo destacó en una transmisión en vivo a través de su página en Facebook:
“Los últimos 3 años y medio, al cumplirse los 7 años, el Anticristo mostrará sus garras, que el provino del infierno para desgraciar al resto de la humanidad. Así que, quien se quede después del Arrebatamiento, sufrirá las consecuencias.”
La primera de esas consecuencias, según el obispo Macedo, será la “frialdad espiritual”. Las personas que no serán salvas continuarán frías espiritualmente, lejos de Dios, porque el Espíritu Santo no estará más habitando en la Tierra para interceder por la humanidad.
Estas personas sabrán que Dios existe, que el Señor Jesús es misericordioso, sabrán que se quedaron atrás y, por eso, tratarán de salvarse por sí mismas.
“Las personas que no lo sigan, que no tengan la marca de la bestia, serán asesinadas. Pagarán con la propia vida. Así que, si la persona enfrenta al Anticristo y prevalece en su fe, muere a causa de su fe, será salva. Pero si entra en sociedad con el Anticristo y acepta sus condiciones, con plena seguridad, padecerá, irá al infierno, y no habrá salvación para ella. Por lo tanto, el período de 7 años del reinado del Anticristo, que sigue después del Arrebatamiento, la Biblia lo llama como la ‘Gran Tribulación’. La persona tendrá que huir, no podrá vender nada, ni comprar nada, tendrá que mantenerse huyendo constantemente del Anticristo y de sus seguidores”, aclara el obispo.
La Salvación que viene a través del Señor Jesús
En el libro de Hechos, en la Biblia, encontramos el siguiente relato: “… y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” (Hechos 16:30-31)
Y en el libro de Romanos, tenemos la misma referencia sobre la Salvación: “… si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (Romanos 10:9)
A través de estos fragmentos bíblicos comprendemos que la conquista de la Salvación ocurre por medio de una actitud: Creer y entregarle la propia vida al Señor Jesús.
Para ser salvo, basta que ponga esta actitud en práctica desde ahora. Participe aún hoy de una reunión en una Universal más cercana a su domicilio (vea las direcciones aquí).
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