Nunca se ha visto, en ningún momento, tantos suicidios como en el que vivimos actualmente. “¡Mátate y deja de sufrir!” Esa es la gran mentira que el diablo implanta en la mente de las personas que están desesperadas y cansadas de tanto sufrimiento. Sin embargo, es exactamente el suicidio el que no tiene fin ni solución. Todos los demás problemas o pecados, como la mentira, el adulterio, las enfermedades, los vicios, las maldiciones, la idolatría, la hechicería, la prostitución, tienen solución.
En la realidad, el suicidio no tiene solución, y el problema es que las personas se han suicidado como nunca. Nosotros somos la única generación que ha vivido y visto esta epidemia. Ninguna otra generación tuvo que lidiar con tantos pensamientos, intentos o suicidios efectuados. ¿Y cuál es la razón? ¿Qué es ese deseo tan intenso de terminar con la propia vida?
El ser humano comienza a desear la muerte o a ser un suicida cuando ya asesinó a sus propios sueños. Nadie tiene el poder de matar nuestros sueños, porque ellos fueron dados por Dios, solo nosotros tenemos ese poder: de matarlos o de nutrirlos, alimentarlos.
El diablo es el mayor destructor de sueños (no debe confundirse con asesino). Pero, aun así, nosotros soñábamos, nuestros sueños no habían sido asesinados. Sin embargo, el diablo crea situaciones en casa, en la salud, en la vida profesional, para que justamente el ser humano llegue a la errónea conclusión de que “no vale la pena ser honesto, no vale la pena ser hombre de una sola mujer, no vale la pena cumplir con el pago de los impuestos, no vale la pena creer en Dios, no vale la pena ser caritativo, no vale la pena ser verdadero, no vale la pena ser un buen hijo, no vale la pena buscar a Dios, porque yo soy todo eso y miren mi vida… mis sueños no se realizaron.”
Y entonces, poco a poco, él comienza a matar sus sueños, a eliminarlos, y es a partir de ese momento en el cual usted comienza a perder el sentido de la vida, porque lo que le da el sentido a la vida, precisamente, son los sueños. Y, para el hombre de Dios, los mismos a realizar no son sueños personales, porque nuestros sueños son los sueños de Dios.
Jesús dijo: “YO SOY LA PUERTA DE LAS OVEJAS” (Juan 10:7). Pero, ¿quiénes son estas ovejas? Son aquellos que escuchan la voz del pastor y obedecen. Entonces, para ser una oveja no es suficiente oír, se debe practicar, porque si usted oye y no practica, entonces, no es una oveja; pero, Si oye y practica, entonces, no es solo una oveja sino que también pasará por la puerta que es Jesús, y encontrará aquello que quiere encontrar. “Yo soy la puerta; el que por Mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.” (Juan 10:9)
Si se acerca hasta una iglesia, usted tendrá infinitas razonas para vivir. Lo esperamos este viernes a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 hs. en la Universal principal ubicada en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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