¿Qué es lo que usted sabe sobre el nazismo? ¿Y sobre Adolf Hitler? Si su respuesta fue que Hitler fue el principal responsable por la implantación del nazismo en Alemania, y que esta forma de gobierno asesinó a millones de judíos, es correcto, pero incompleto.
Además de perseguir, torturar y matar a judíos, los nazis también tuvieron muchas otras víctimas. Se estima, por ejemplo, que 1,9 millones de polacos no judíos fueron asesinados. Negros, gitanos y eslavos también perdieron sus vidas. Y, entre todas las víctimas, también estaban los cristianos.
“El sistema nazi veía en la fe de las personas, una amenaza a su poder, por eso, las presionaban, las perseguían e incluso las mataban”, explica Klaus Jürgen Kist, alemán cuya familia sufrió en las manos de los dictadores.
Entre 1933 y 1945, mientras Hitler estuvo en el poder, cualquier palabra fuera de lugar podría llevar a la prisión y, probablemente, a la muerte. Esta fue una de las razones por las que la mayoría de la población se unió a los nazis. Sin embargo, algunas personas se resistieron.
Un ejemplo de esto fue Wilhelm Caroli. El alemán se convirtió en pastor en 1930, en pleno ascenso de Hitler. Cuando el tirano alcanzó el poder, impuso el nazismo a todos, pero Caroli se negó a saludar al gobernante e incluso a hacer flamear la bandera nazi en su iglesia. Por eso, fue golpeado varias veces por los soldados, e incluso encarcelado durante 8 meses.
Al contrario de lo que esperaban los que seguían el caso, Caroli comenzó a predicar aún con mucho más vigor al salir de la cárcel. A principios de 1942, nuevamente fue a prisión, pero esta vez, en el campo de concentración de Dachau. Seis meses después, su cuerpo no resistió a las constantes torturas. Sin embargo, su trabajo de casi 10 años ya había hecho la diferencia en Alemania.
Amenazada y criticada por su fe
Siguiendo el ejemplo de este y de otros líderes cristianos que no se rindieron al nazismo, muchos alemanes se mantuvieron fieles a las Palabras de Jesús. Fue el caso de la madre de Klaus Jürgen Kist, Bridgitte Kist. Su hijo cuenta que la muchacha no quería dejar de ir a la iglesia y, por eso, fue amenazada varias veces por las autoridades nazis.
“Sin embargo, a veces ella incluso fue a escondidas”, cuenta Klaus. “Mi madre fue amenazada, criticada por su fe y, aun así, nunca dejó de seguir a Jesús.”
Las personas que se destacaban en la comunidad, como pastores y escritores cristianos, fueron perseguidas, torturadas y encarceladas. Por otro lado, la comunidad cristiana que se negaba a aceptar el nazismo tuvo personas que fueron amenazadas y otras que sufrieron represalias.
“La situación empezó a cambiar con el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, pero las marcas de esta persecución están presentes en la sociedad alemana hasta los días de hoy. Después de tantas persecuciones y sufrimientos, muchos terminaron aislándose y nació en ellos una gran dificultad de confiar en alguien”, cuenta Klaus.
Estos hechos, así como la Guerra Fría, que dividió a Alemania en dos, alejaron a gran parte de la población de Dios. Sin embargo, la Universal está en el país desde 1998, desempeñando el papel de la realización de esta nueva aproximación.
“Por eso es que la Universal está presente aquí: para llevar a este pueblo tan sufrido hacia la fe sobrenatural que transforma todo, que hace nuevas todas las cosas”, destaca el responsable por el trabajo evangelístico en Alemania, el pastor Amauri Farias.
Y es este trabajo el que abraza Klaus para mantenerse firme en su vida con Dios. El alemán concurre a la Universal en Berlín.
Y usted, ¿concurre a la Universal en algún país en el que la fe de las personas se ha enfriado por algún motivo? Deje un comentario en las redes sociales contándonos como ha sido esa experiencia.
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