“El que procura el bien buscará favor; mas al que busca el mal, este le vendrá.” (Proverbios 11:27)
Nadie en su sana conciencia corre detrás del mal. Sin embargo, tal vez usted esté corriendo detrás del mal sin darse cuenta. Mal es todo lo que lo aparta del bien; es todo lo que va contra la disciplina del Reino de Dios.
Usted cosechará lo que siembre. Si busca el mal, la injusticia, aunque sea para su propio beneficio, recibirá el mal – no solo el mal que usted buscó. Y si su objetivo es siempre el bien – aunque, en algún momento, no lo beneficie – inevitablemente alcanzará el bien – no solo el bien que buscó. Si le desea el mal a otra persona, ciertamente alcanzará el mal – para usted.
Por eso, la necesidad de perdonar. Por eso, la necesidad de pedir perdón. Por eso, la necesidad de obedecer. Por eso, la necesidad de sacrificar. Por eso, la necesidad de mantener los buenos ojos. Por eso, la necesidad de desearle el bien incluso a los que desean nuestro mal. Recibiremos lo que buscamos. No hay cómo huir de esta ley.
Quien busca acercarse a Dios y a Su justicia, encontrará a Dios y a Su justicia.
No existe nada más claro que eso. Es el resumen de toda la Palabra de Dios: Quien da, recibe; quien siembra, cosecha. Y solo se cosecha aquello que se siembra. No quiera sembrar maíz y cosechar manzana. Mientras que busque el bien, alcanzará favor. Pero si corre detrás del mal, no se queje cuando el mal venga.
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La responsabilidad es íntegramente suya: si busca el mal, el mal le vendrá. Si busca el bien, el bien lo encontrará.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo
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