“Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. Porque ¿quién soy yo y quién es mi pueblo, para que pudiéramos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.” 1 Crónicas 29:13-14
Con la lectura bíblica del extracto anterior, el obispo Edir Macedo, en directo desde el Templo de Salomón, en el barrio de Brás, zona este de la capital paulista, dejó un mensaje especial para millones de personas que lo acompañaban por medio de videoconferencia en los templos de la Universal, el domingo 19, a las 9 hs.
“Dios ama a quien da con alegría. Yo creo que la oración de David quedó registrada para nuestro conocimiento, para que sepamos cómo alcanzar los beneficios del Altísimo. La oración nos ha ayudado voluntariamente, pues esta grandeza, toda aquí en el Templo está hecha por la mano de Dios, y por medio de la ayuda que viene de sus manos”, explicó.
Después de clamar por todos y determinar la bendición económica sobre la vida de los colaboradores, el obispo se dirigió a la sede de la Iglesia Universal en la calle Celso Garcia 499, donde dio una alerta respecto al odio que tiene Dios por la hipocresía.
“A veces, la persona está preocupada por pecados grotescos como el robo, asesinato o traición y olvida que todo lo que es injusto es pecado. Si le promete algo a otra persona y falla, está cometiendo pecado. Si llega atrasado, ya está pecando, porque se comprometió con su palabra. El hecho es que todo lo que hacemos de forma injusta es pecado, desagrada a Dios.”
Continuando el mensaje, el obispo se ocupó de destacar que no sirve de nada que la persona demuestre una fe dentro de la Iglesia y afuera tenga un mal carácter, pues Dios es Justicia. “Para que podamos llegar frente a Dios y exigir sus promesas, debemos ser transparentes, auténticos. Nuestra justicia tiene que exceder la de los religiosos hipócritas, para que podamos entrar en el Reino de Dios”, aconsejó.
Antes de concluir la concentración de fe y orar por todos, el obispo explicó que aquel que desea tener el Espíritu Santo debe estar consciente de que es necesario sacrificar sus propias voluntades, dejando de hacer aquello que es malo. “Usted quiere el Espíritu Santo, hablar en lenguas, pero su lengua vive diciendo mentiras. Usted tiene que reconciliarse, comenzar a ser recto consigo mismo y con la otra persona. Sepa que el diablo es el príncipe da injusticia. Por eso, cuando cometemos injusticia, quedamos en deuda con Dios. Esa es la razón por la cual la vida de muchos no va hacia adelante”, finalizó.