Pequeños ejercicios, hábitos saludables y una alimentación sana nos permitirán tener una “memoria de elefante”
La memoria es como un gran depósito de recuerdos que funciona de manera increíble. Podemos reaccionar con una rapidez enorme o quedarnos “en blanco” con una tontería que no somos capaces de recordar. La condición de una buena o mala memoria depende, entre otros factores, de la capacidad de concentración, el nivel de stress, la dieta, la edad, la tendencia genética, la calidad del sueño, los hábitos tóxicos y la actividad intelectual. El desarrollo de la memoria y la capacidad de retener imágenes se modifica a partir de los 30 años, cuando comienza un declive de las capacidades intelectuales que se acelera con la vejez. Buenos hábitos y unos ejercicios fáciles nos permitirán mantener nuestra memoria fresca y a punto.
– Gimnasia mental: El cerebro necesita actividad para ofrecer un rendimiento adecuado. Si no lo ejercitamos, disminuye su capacidad para pensar y recordar.
– Ejercitar la memoria: Hacer crucigramas. Memorizar la lista del supermercado, recordar la ropa que llevábamos unos días atrás, los personajes de un libro, lo que comimos, etc.
– El 80% de la memoria de las cosas lejanas es guardada de forma visual más que en palabras. Es por eso que, para recordar dónde dejamos algo olvidado, debemos tratar de “vernos” mentalmente para saber lo que estábamos haciendo y ya nos acordaremos de lo siguiente.
– Anotar la información: Los datos se retienen más fácilmente si se escriben.
– Disponer de una agenda en la que poder ver todas las cosas que debemos recordar.
– Repasar la información que deseamos recordar en cuanto nos lo hayan dado. Intentarlo 24 horas después y, por último, una semana después.
– Las acciones son más eficaces que los pensamientos.
Mnemotecnia
La nemotecnia o mnemotecnia es el procedimiento de asociación mental de ideas, esquemas, ejercicios sistemáticos, repeticiones, etc. para facilitar el recuerdo de algo.
– Recordar cosas con el uso de la fantasía y con la asociación a objetos fijos. Intente recordar palabras raras o inusuales por la asociación con cosas sencillas.
– Exagerar lo que queremos recordar o hacerlo divertido, o incluso absurdo.
– Emplear los colores para reforzar la imaginación.
Alimentar nuestro cerebro
– Las personas con mala circulación y que no se cuidan sufrirán, a largo plazo, problemas para pensar, aunque realicen actividades estimulantes.
– Evitar los alimentos que producen el llamado colesterol malo, obstruyen las arterias e impiden que el oxígeno llegue al cerebro. Comer verduras y frutas frescas, pasta, legumbres y alimentos que contengan magnesio, yodo y fósforo.
– El cerebro fabrica una sustancia llamada fosfatidil serina (FS) que sirve para mantener en buen estado las membranas celulares. Para poder generarla necesita vitaminas como la B12 y el ácido fólico.
Los enemigos del cerebro
El alcohol, el tabaco y las drogas favorecen la proliferación de los radicales libres e interfieren en la síntesis de neurotransmisores, lo que perjudica a la actividad cerebral.
Alcohol y tabaco: El consumo excesivo de alcohol disminuye nuestra memoria y envejece de forma prematura el cerebro. La nicotina afecta al riego sanguíneo y disminuye nuestra capacidad de atención y retención.
Falta de descanso: La asimilación y memorización de lo que hemos aprendido a lo largo del día se consolidan durante el sueño.
No sólo los mayores deben practicarlo sino todos, grandes y chicos, para que nuestro cerebro funcione a la perfección.