Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Éxodo 34
1 Y el Señor dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste.
2 Prepárate, pues, para mañana, y sube de mañana al monte de Sinaí, y preséntate ante mí sobre la cumbre del monte.
3 Y no suba hombre contigo, ni parezca alguno en todo el monte; ni ovejas ni bueyes pazcan delante del monte.
4 Y Moisés alisó dos tablas de piedra como las primeras; y se levantó de mañana y subió al monte Sinaí, como le mandó el Señor, y llevó en su mano las dos tablas de piedra.
5 Y el Señor descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre del Señor.
6 Y pasando el Señor por delante de él, proclamó: ¡Señor! ¡Señor! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;
7 que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.
8 Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró.
9 Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad.
10 Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra del Señor; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo.
11 Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo.
12 Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti.
13 Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera.
14 Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues El Señor, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.
15 Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y comerás de sus sacrificios;
16 o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas.
17 No te harás dioses de fundición.
18 La fiesta de los panes sin levadura guardarás; siete días comerás pan sin levadura, según te he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque en el mes de Abib saliste de Egipto.
19 Todo primer nacido, mío es; y de tu ganado todo primogénito de vaca o de oveja, que sea macho.
20 Pero redimirás con cordero el primogénito del asno; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. Redimirás todo primogénito de tus hijos; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.
21 Seis días trabajarás, mas en el séptimo día descansarás; aun en la arada y en la siega, descansarás.
22 También celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año.
23 Tres veces en el año se presentará todo varón tuyo delante del Señor, Dios de Israel.
24 Porque yo arrojaré a las naciones de tu presencia, y ensancharé tu territorio; y ninguno codiciará tu tierra, cuando subas para presentarte delante del Señor tu Dios tres veces en el año.
25 No ofrecerás cosa leudada junto con la sangre de mi sacrificio, ni se dejará hasta la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la pascua.
26 Las primicias de los primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa del Señor tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
Moisés y las tablas de la ley
27 Y el Señor dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel.
28 Y él estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.
29 Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.
30 Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.
31 Entonces Moisés los llamó; y Aarón y todos los príncipes de la congregación volvieron a él, y Moisés les habló.
32 Después se acercaron todos los hijos de Israel, a los cuales mandó todo lo que el Señor le había dicho en el monte Sinaí.
33 Y cuando acabó Moisés de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro.
34 Cuando venía Moisés delante del Señor para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía; y saliendo, decía a los hijos de Israel lo que le era mandado.
35 Y al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro era resplandeciente; y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con Dios.
Juan 14
1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.
9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?
10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.
11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.
12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
22 Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?
23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros.
26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
28 Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo.
29 Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis.
30 No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí.
31 Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí.
Proverbios 11
1 El peso falso es abominación al Señor; mas la pesa cabal le agrada.
2 Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría.
3 La integridad de los rectos los encaminará; pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos.
4 No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia librará de muerte.
5 La justicia del perfecto enderezará su camino; mas el impío por su impiedad caerá.
6 La justicia de los rectos los librará; mas los pecadores serán atrapados en su pecado.
7 Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza; y la expectación de los malos perecerá.
8 El justo es librado de la tribulación; mas el impío entra en lugar suyo.
9 El hipócrita con la boca daña a su prójimo; mas los justos son librados con la sabiduría.
10 En el bien de los justos la ciudad se alegra; mas cuando los impíos perecen hay fiesta.
11 Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida; mas por la boca de los impíos será trastornada.
12 El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo; mas el hombre prudente calla.
13 El que anda en chismes descubre el secreto; mas el de espíritu fiel lo guarda todo.
14 Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad.
15 Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño; mas el que aborreciere las fianzas vivirá seguro.
16 La mujer agraciada tendrá honra, y los fuertes tendrán riquezas.
17 A su alma hace bien el hombre misericordioso; mas el cruel se atormenta a sí mismo.
18 El impío hace obra falsa; mas el que siembra justicia tendrá galardón firme.
19 Como la justicia conduce a la vida, así el que sigue el mal lo hace para su muerte.
20 Abominación son al Señor los perversos de corazón; mas los perfectos de camino le son agradables.
21 Tarde o temprano, el malo será castigado; mas la descendencia de los justos será librada.
22 Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón.
23 El deseo de los justos es solamente el bien; mas la esperanza de los impíos es el enojo.
24 Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.
25 El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado.
26 Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá; pero bendición será sobre la cabeza del que lo vende.
27 El que procura el bien buscará favor; mas al que busca el mal, éste le vendrá.
28 El que confía en sus riquezas caerá; mas los justos reverdecerán como ramas.
29 El que turba su casa heredará viento; y el necio será siervo del sabio de corazón.
30 El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio.
31 Ciertamente el justo será recompensado en la tierra; cuánto más el impío y el pecador.
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