El Espíritu Santo quiere hacer algo en su vida, esté seguro de eso, sea cual fuere la situación, sea cual fuere su problema, usted no está muerto, usted está vivo y Dios quiere transformar esa vida en una nueva vida, Él quiere hacer de usted una nueva criatura. Quizás usted diga: “¿Cómo es posible eso? ¿Cómo es posible que mi vida sea transformada?” Es posible por acción del Espíritu de Dios.
Es el Espíritu de Vida, que es el Espíritu de Jesús, Quien quiere entrar en su cuerpo y hacer que tenga una nueva vida. Claro que eso no sucede por mérito, Dios sabe que estamos llenos de errores, de fallas, nosotros no acertamos siempre, pero incluso así Él atiende nuestra voz, Él escucha nuestro clamor por Su misericordia, por Su compasión. La Palabra de Dios dice que la misericordia de Dios no tiene fin, esa misericordia llega hasta usted en este momento para librarlo de esa situación crítica que está viviendo ahora.
Jesús se refiere al Espíritu Santo como el Agua Viva, Agua que elimina la sed definitivamente, para toda la eternidad. El Espíritu de Dios quiere ser parte de su vida, usted sabe que Jesús hace una invitación a todas las personas. Si usted tiene sed de una nueva vida, si usted se pregunta cómo podría comenzar de nuevo, cuando el Espíritu Santo viene, Él hace que tenga un nuevo comienzo, una nueva vida. Es eso lo que sucedió conmigo y eso ha sucedido a miles y millones de personas en todo el mundo.
Cuando el Espíritu de Dios viene, sacia la sed, transforma la vida. Es por eso que el 29 de enero estaremos iniciando el Ayuno de Daniel. El Ayuno de Daniel fue un ayuno que Daniel se propuso, nadie lo mandó a hacer un ayuno de 21 días, él tuvo esa dirección, esa inspiración, y comenzó a orar. Por 21 días, todos los días el oraba y ayunaba. Y lo que sucedió fue que en el comienzo de su ayuno, Dios envió a un ángel a su encuentro. Mi amigo, quisiera que usted entendiera eso, cuando nos proponemos hacer el Ayuno de Daniel, aunque Daniel haya realizado un ayuno físico, dejó de comer para dedicarse a la oración, al ayuno, a la búsqueda de la presencia de Dios, el ayuno que estamos proponiendo es un ayuno diferente, porque usted puede dejar de comer y beber, pero creo que en la situación actual el mayor ayuno que podemos imponernos es la abstinencia de información. Las personas dejan de contaminar su mente con información secular, dejan todo contenido audiovisual de internet, dejamos periódicos, revistas, música secular, dejamos las distracciones y el deporte, dejamos todo para sumergirnos en un ayuno de información total. Solamente absorberemos la información que viene de lo Alto, porque cuando Daniel se propuso ayunar, inmediatamente un ángel enviado por Dios vino a su encuentro y eso es lo que queremos.
Haga este ayuno de 21 días, tengo certeza de que en el comienzo del ayuno un ángel va a visitarlo. Un ángel va a venir a su encuentro, va a traer algo de Dios para usted. A partir del primer minuto del día 29, estaremos excluyéndonos, aislándonos del mundo de la información, de todo lo que el mundo trae. Va a dejar aquello que contamina su mente porque el ayuno es justamente para eso, cuando la persona se propone ayunar en un ayuno físico, de comida, nuestro cuerpo sufre, siente dolor por la falta de alimento, entonces en esos momentos nos sacrificamos, oramos y cumplimos nuestros votos con Dios. Lo mismo es con este ayuno que es espiritual, un ayuno mental para absorber solamente información bíblica, para meditar en la Palabra de Dios.
Usted puede leer la Biblia, escuchar alguna canción estrictamente espiritual, puede entrar en internet para leer nuestro blog a diario, puede entrar en universal.org. Estaremos posteando mensajes espirituales sobre el Espíritu Santo. Así, usted se va a llenar del Espíritu Santo.
La Biblia dice: “… sed llenos del Espíritu”, (Efesios 5:18). Nosotros nos llenamos del Espíritu de Dios cuando absorbemos Sus pensamientos.
Estaremos involucrándonos con los pensamientos de Dios 24 horas por día y Dios hablará con nosotros, sucederán cosas magníficas porque el Espíritu Santo lo visitará donde se encuentre. Yo creo y quien cree va a participar también del Ayuno de Daniel.
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