La historia bíblica de la reina Ester ya se contó en películas, libros, miniseries, obras de teatro y hasta como cuento para que los niños duerman. El acto de coraje de la joven huérfana, de ir delante del rey sin ser llamada, corriendo el riesgo de perder la vida, es conocido en todo el mundo. Lo que muchos no saben es que cuando la Biblia describe a Ester queda claro que ella tenía algo diferente en su interior. Los adjetivos iban más allá de la belleza. Ella tenía amabilidad, elegancia, algo que salía de su interior y que atraía a las personas.
Aquel tipo de persona que a todo el mundo le gusta, así era Ester. Ella sacó fuerzas de la debilidad. Y la realidad de ella no era una de las mejores. La Biblia dice que Ester perdió a los padres cuando aún era joven. Era hija de judíos exiliados en el Imperio Persa, que en aquella época reinaba en más de la mitad del mundo. Los judíos era perseguidos, usados para trabajos forzados, entre otros sinsabores. Habían muchas cosas en su contra. Pero igual Ester sacó fuerzas de la debilidad. Y esto lo logró de 3 maneras diferentes:
-Primero: Buenos ojos. Criada por un primo, ella no tenía una referencia de mujer. A pesar de eso, ella era agradable. Eso solamente fue posible porque ella tuvo que buscar buenos modelos en otras mujeres. Pues, la persona que tiene buenos ojos, mira todo, y aun en las cosas malas, logra ver algo bueno. Eso es una fuerza que usted desarrolla en la debilidad.
-Segundo: Obediencia. Aunque sin padres para que le enseñen lo que ella debía hacer, aprendió a obedecer a aquellas personas que la querían bien, inclusive a su primo, que la cuidó aun cuando fue adulta. Es algo que muchas personas no logran hacer. Ellas no logran escuchar los buenos consejos. Porque cuando obedece, usted muestra humildad, muestra que no sabe todo. Es el inicio del desarrollo de cualquier persona por medio de la humildad. Cuando usted es humilde, usted le da espacio a otras personas a que se sientan bien con usted. Hasta Hegai, el eunuco del rey, se agradó de Ester porque ella obedecía.
-Tercero- Ella se apegó al Padre Celestial. Cuando el rey iba a aprobar una ley para matar a todos los judíos, Ester en un acto de coraje, dijo la famosa frase conocida: “Si perezco, que perezca”. Ella desarrolló esa fuerza delante del rey por causa de la comunión que tenía con Dios. Es a través de esa relación que las personas encuentran fuerzas para no tener miedo de decir no. Decir no a las mentiras, al mal comportamiento, a las dudas, en fin, a todos los sentimientos nocivos y contrarios a la voluntad de Dios. Usted tiene la fuerza cuando tiene una relación con el Padre, para tomar actitudes drásticas, duras, que, a veces son necesarias en diversas situaciones.
En ningún momento Ester se hizo la víctima, por más que ella tuviera motivos. ¿Qué tal entonces si seguimos el ejemplo de la reina Ester? Entienda que, así como ella, usted puede tener un pasado horrible. Pero, no tiene que tener un presente ni un futuro malo. Usted puede cambiar su vida, basta con optar por tener buenos ojos, ser obediente y apegarse a Dios. Seguramente, si sigue esos pasos, su pasado marcado por frustraciones servirá de experiencia para el futuro brillante que está esperándolo.
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