Hoy veremos la tercera:
- ª Confianza
No existe relación, alianza ni matrimonio sin confianza. La confianza es la base de la fe, porque una fe sin confianza no llega a ningún lado.
Podríamos ilustrarlo así:
- La Palabra de Dios es como el combustible.
- La obediencia a esa Palabra es el motor.
- La confianza en el Dueño de esa Palabra es el vehículo que nos lleva al destino, cargado con todo lo que poseemos.
La fe es el punto de partida, pero es la confianza la que nos lleva a la meta. Es lo que sostiene el proceso iniciado por la fe.
Muchos comienzan con fe: una Cadena de Oración, un proyecto, una carrera universitaria, un Propósito de ayuno y oración, un negocio, una mudanza de ciudad, país o continente. Pero muchas veces, por no confiar en sí mismos, en su potencial y capacidad, no logran completar lo que comenzaron.
Del mismo modo, muchos suben al Tribunal de la Justicia Divina (el Altar) con fe, creyendo que su causa será atendida por el Padre Justo. Sin embargo, con el paso de los días, de las semanas, se desaniman y dan lugar a las dudas que les dice:
- “Nada pasó, fracasaste otra vez”.
- “No vas a recibir al Espíritu Santo”.
- “Tu sacrificio fue en vano”.
- “Los Pastores y Obreros te preguntarán si tenés un testimonio que contar, y la respuesta será la misma: ‘¡No!’”.
- “Les pasa a todos, menos a vos”.
- “¿Qué dirán tus familiares, amigos o compañeros de trabajo cuando vean que tu vida sigue igual?”.
Frente a estos ataques del mal, que buscan destruir nuestra confianza en el Altísimo, la Palabra de Dios nos recuerda:
“Por tanto, no desechéis vuestra confianza, la cual tiene Gran Recompensa”. Hebreos 10:35
Cuando una persona desecha los pensamientos negativos —la duda, el desánimo y el miedo—, su vida física, matrimonial, social y, principalmente, su vida Espiritual avanzan. Entonces, las Promesas escritas en la Biblia se cumplen en ella.
“… sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia —confianza— tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada”. Santiago 1:3-4
En otras palabras, lo que garantiza una vida plena en todas las áreas es el desarrollo constante de la confianza. Podemos tener fe para comenzar algo, pero solo la confianza prueba que esa fe es verdadera.
También es importante entender que muchas veces las cosas no suceden cuando nosotros queremos, pero los tiempos de Dios son perfectos. Si nuestra vida está en el Altar, tarde o temprano Él juzgará nuestra causa y oirá nuestro clamor:
“Al Señor esperé pacientemente, y Él Se inclinó a mí y oyó mi clamor”. Salmos 40:1
Nuestra parte es confiar. Esperar ya es un sacrificio, pero esperar pacientemente es un sacrificio aún mayor, porque nos demanda seguir dependiendo de Dios. Durante esa espera, Dios está trabajando en nosotros y probando nuestra confianza en Él.
En resumen, la confianza en Dios no es un sentimiento, sino una decisión firme de seguir creyendo que Él está con nosotros, independientemente de las circunstancias.
Obispo Julio Freitas
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