Norma Caiguara hoy tiene una vida de calidad, con un patrimonio que le permite disfrutar de lo mejor junto a su familia, pero no siempre su situación fue la misma, antes los fracasos y las humillaciones eran algo común, llegando al extremo de depender de un familiar para subsistir. “Cuando decidimos emprender nuestro propio negocio las puertas se nos cerraban. Trabajábamos de lunes a lunes pero nada nos salía bien, recuerdo que vivíamos en un lugar precario de 4 x 4. Además tenía deudas y pedía prestado para pagarlas. Como la situación se agravaba cada vez más llegué a pedir prestado para darle de comer a mi familia”, cuenta.
Esta situación le provocaba dolores de cabeza constantes, depresión y hasta pensó en suicidarse. Los problemas económicos hacía que su matrimonio se desgastara. Era una persona celosa, nerviosa, con sus hijos también tenía muchos problemas, los agredía verbalmente y también discutía con su esposo, lo hacía responsable por la situación que estaban viviendo y todo eso traía consecuencias malas.
Sin embargo había una salida y Norma la encontró en la Universal. “Cuando llegué a la iglesia recibí una profecía, creí en esa profecía, puse mi petición en el altar y fue llevado a la Tierra Santa. Ese fue el comienzo, seguí sacrificando porque vi los resultados. Mi vida está completamente cambiada, mi matrimonio está transformado, yo ya no soy nerviosa, celosa, esa persona que siempre encontraba un motivo de pelea. Hoy estoy libre de todos los problemas, tengo mi casa propia amoblada a mi gusto, un auto y una camioneta 0 kilómetro, tenemos nuestro propio negocio, conquistamos un terreno en el norte y seis terrenos en Monte Grande. Todas las áreas de mi vida están cambiadas gracias a que yo creí en una profecía”, finaliza sonriendo.
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