En el portal Universal.org.ar mencionamos 7 lecciones que aprendimos del Señor Jesús, en el período en que se relata el libro de Mateo, capítulo 4, con el fin de que usted, lector, también entienda y se refleje en Su misión de salvar a la humanidad de la muerte eterna.
Lea a continuación:
Es necesario pasar por el desierto
Después de haber sido bautizado en el Río Jordán por Juan el Bautista, el Señor Jesús también fue sellado con el Espíritu Santo y llevado al desierto por el propio Espíritu de Dios.
Vea que, aun siendo el Hijo de Dios, debió pasar por el desierto y, además, estar solo. Muchas veces las personas no entienden por qué enfrentan problemas y, aparentemente, parecen solas. Esto ocurre porque pasar por el desierto exige que el verdadero cristiano dependa solo de Dios para oír Su voz. Son días difíciles, pero necesarios, pues aumentan la comunión con el Altísimo.
El diablo nos tienta según nuestras necesidades
Después de días en ayuno por el desierto, el Señor Jesús, como cualquier ser humano, tuvo hambre (Mateo 4:2). El diablo, al ver su necesidad humana, no dudó en sugerirle que transformara las piedras en pan.
“Y vino a Él el tentador, y Le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.” (Mateo 4:3)
Al decirle “Si eres Hijo de Dios”, el diablo quería confrontar las convicciones del Señor Jesús y provocar Su ego. Él sabe muy bien que el ser humano es movido por vanidades. Por eso, intentó hacer que Jesús pruebe que, realmente, era el Hijo de Dios.
Es exactamente lo que vemos en los días de hoy. Muchos viven años queriéndole probar a la sociedad cuan buenos y merecedores de gloria son por eso.
Él también sabía que la necesidad de Jesús en el momento era el alimento. Por lo tanto, aparentemente, Le sería provechoso que transformara las piedras en pan, pues además de probar que era Hijo de Dios, también saciaría Su hambre.
¿Y esto no es precisamente lo que el mal sigue haciendo? Él maquilla lo malo como si fuera bueno y atrae a las personas al pecado y, peor aún, sin que ellas se den cuenta hacia donde se dirigen.
Quien es de Dios no necesita probarle nada a nadie
El Señor Jesús no necesitó probarle al diablo que verdaderamente era el Hijo de Dios. De la misma forma sucede en los días de hoy.
Cuando una persona, llena del Espíritu Santo, es confrontada en casa, en el trabajo o en cualquier lugar que sea, no necesita probar su fe en Dios, pues conoce su intimidad con el Padre.
Él estaba conectado a la Palabra de Dios, y el diablo también
Todas las veces que el diablo tentó al Señor Jesús, Él refutó la tentación mencionando un pasaje bíblico. Es fundamental que, al pasar por las tentaciones, la persona esté conectada a la Palabra de Dios para poder vencer.
El salmista David ya había hablado sobre la importancia de tener la vida fundamentada en las Escrituras.
“En mi corazón he guardado Tus dichos, para no pecar contra Ti.” Salmos 119:11
Pero el diablo también conoce la Biblia, por eso, la utiliza de una forma distorsionada (generalmente un texto sin contexto) para confundir al ser humano. Por lo tanto, tenga mucho cuidado.
Jesús no se mantuvo en una “conversación” con satanás
Si nos detenemos a analizar con más atención, podemos ver que, todas las veces que el Señor Jesús le respondió al diablo, fue “directo y tajante”. No necesitó probarle nada, tampoco le dio respuestas que fueran municiones para que el diablo retruque y extienda el asunto.
Usted debe hacer lo mismo. No pierda el tiempo al alimentar pensamientos que el diablo sugiere en su mente. Hago lo contrario, hable con Dios. Él sabe cómo ayudarle y estará a su lado en todos los momentos.
Si Jesús fue tentado, ¿imagínese nosotros?
El Señor Jesús fue el propio Dios que se hizo carne (Juan 1:14). Ni siquiera eso inhibió la acción del diablo. Al contrario, hacer que el Mesías caiga en tentación sería, para él, como un trofeo.
Pero esta aún es la estrategia del diablo: atraer al ser humano, derribarlo y avergonzarlo. No subestime la audacia del diablo. A él no le importa su título en la iglesia, su clase social, su color de piel y tampoco si usted está en la presencia de Dios hace mucho tiempo. Él simplemente quiere derribar a los que tienen acceso al Abrigo del Altísimo.
Dios nunca nos desampara
Finalmente, después de pasar por el desierto, de soportar las tentaciones del diablo y de haber estado 40 días sin alimento, el Señor Jesús fue aprobado por Dios. El diablo se retiró y Dios les ordenó a los ángeles que Lo sirvan.
“El diablo entonces Le dejó; y he aquí vinieron ángeles y Le servían.” (Mateo 4:11).
Dios ve sus dificultades, observa su redención a Él y espera que usted pase por el desierto para, finalmente, recompensarle. Él nunca abandonó a un escogido suyo. Por lo tanto, si usted ha pasado por un desierto, ¡no desista!