Mirá las valiosas enseñanzas que Abraham, el padre de la fe, tiene para vos.
Abraham es considerado el padre de la fe y marcó la diferencia de tal forma que su nombre es respetado por las religiones más importantes del mundo. Aquí están las poderosas enseñanzas de la vida de Abraham que tenés que aplicar en tu camino hacia el éxito económico.
¿Sabés por qué Abraham marcó la diferencia? Porque se bajó del asiento del conductor y dejó que Dios dirigiera su vida, abrazó la fe en ese Dios, creyó que Él cumpliría todo lo que prometió.
Mirá 8 características de Abraham:
1. La fe de Abraham obedece, incluso sin explicaciones
El llamado de Abraham se presenta en Génesis 12:1, cuando el Altísimo dijo:
“Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que Yo te mostraré”. Génesis 12:1
Abraham obedeció sin siquiera saber adónde iba. El Creador no se presentó diciendo: “Abraham, soy Yo, Dios, y tengo un plan detallado para ti”. ¡No! Él simplemente dijo: “Vete”. Y esa palabra, en el original, significa: “vete para mejorar”. Quien tiene fe, sale del error, de la duda, del pecado, y entra al Reino de Dios. Abraham nos enseña que la verdadera fe exige obediencia radical, incluso sin garantías inmediatas. La fe es movimiento hacia lo que Dios prometió, aunque parezca invisible.
2. La gloria no es personal, es para Dios
No vemos a Abraham queriendo engrandecer su nombre. Fue el Padre quien lo engrandeció. Cuando sos una persona de fe, querés glorificar Su nombre. La persona que camina con Dios no vive buscando fama, sino propósito. Y por eso, es el propio Dios quien prepara tu honra.
3. Quien tiene la fe de Abraham es bendecidor
Abraham fue llamado para ser una bendición, no solo bendecido.
Cuando tenés la fe de Abraham, sos un bendecidor. No te estás humillando para que alguien se quede con vos. Quien se aleja de vos, pierde. Cuando Lot se alejó de Abraham, quien perdió fue Lot. Las personas de fe son conscientes de su valor ante Dios. No ruegan por compañía, no temen pérdidas, porque saben que su provisión viene de lo Alto.
4. Certeza de la protección divina
Quien tiene la fe de Abraham no maldice a nadie. Y si ve que alguien que le hizo daño se está yendo mal, siente compasión. Pero sabé: quien te bendice, es bendecido. Quien te maldice, es maldito. Porque vos sos la propia bendición. Abraham confiaba tanto en Dios que no temía ninguna maldición. Sabía que estaba protegido por una promesa superior.
5. Fe realista, pero convencida
No vemos a una persona con la fe de Abraham diciendo: “Ah, ya no aguanto más, está muy difícil, voy a tirar la toalla…” ¡No! Puede decir: “Está apretado, pero voy a vencer. Está difícil, pero Dios está conmigo”. La fe de Abraham no ignora la realidad, pero enfrenta las dificultades con confianza en el carácter de Dios. Él sabía que la lucha era real, pero la victoria también.
6. La fe de Abraham respeta el tiempo de Dios
La vida de Abraham nunca fue fácil. Y la vida de quien tiene la fe de Abraham tampoco lo es. Pero él respetó el tiempo de Dios. Y terminó bien. Todo ocurrió en el tiempo y de la forma de Dios. La fe no apura a Dios. Espera con paciencia y confianza, porque sabe que el final será glorioso.
7. Osadía y atrevimiento espiritual
“He aquí, ahora me he atrevido a hablar al Señor, yo que soy polvo y ceniza”. Génesis 18:27
Quien tiene la fe de Abraham es atrevido, tiene coraje, osadía. Hay cosas que conquistaste que hasta hoy pensás: “Dios mío, ni sé cómo tuve el coraje de hacer eso”. ¡Es la fe! La fe de Abraham no tiene miedo. No es tímida ni vergonzosa. Se atreve a creer en lo imposible.
8. Abraham perseveró hasta el final
“Abraham era viejo, entrado en años; y el Señor había bendecido a Abraham en todo”. Génesis 24:1
Cuando tenés la fe de Abraham, enfrentás muchas cosas. Cada prueba te fortalece. Cada lucha te aprueba. Y terminás bien. Porque fuiste amigo de Dios. Quien vive por la fe no tiene una vida fácil, pero sí una vida aprobada.
Participá:
La reunión “Prosperidad con Dios” se realiza los lunes a las 8h, 10h, 12h, 16h, y 20h en la Sede Nacional y en todas las Universal.