¡Buen día obispo!
Esta semana, los judíos comienzan en las sinagogas la lectura de Deuteronomio y el comienzo del libro de Isaías.
Nos encontramos en las tres semanas de luto por Jerusalén, que se inició el día 17 del mes judío de Tamuz (23 de julio) – cuando fueron destruidas las murallas de Jerusalén – y va hasta el día 9 del mes judío de Av – que equivale al día 13 de agosto de nuestro calendario.
En esa fecha fueron destruidos los dos Templos (el de Salomón y el de Herodes).
Ambos Templos fueron destruidos el mismo día, con intervalo de 657 años. El primero, destruido en 587 a.C., y el segundo, en 70 d.C. En esa fecha, los judíos hacen ayuno de 24 horas. Permanecen sin comer y sin beber nada.
Los sabios enseñan que todo ese período trágico tuvo su origen en la conducta incorrecta del pueblo judío, que se desvió del camino del bien, llegando a manifestar odio gratuito.
A cada sabbat de ese período, leemos un trecho diferente de los profetas que tratan de la reprensión proferida a nuestro pueblo.
En el primer sabbat, el libro de Jeremías (1:1-2:3): “Palabras de Jeremías…”; en el segundo, a continuación (2:4- 3:4): “Oigan la Palabra de Di-s…”; y esta semana, Isaías (1:1-27): “Visión de Isaías…”.
De las lecturas de los profetas de ese período triste, podemos aprender una importante lección: corregir estos tres sentidos – lo que hablamos, lo que oímos y lo que vemos.
Primero, no debemos hablar bien ni mal de nadie. Segundo, no debemos oír aquello que no corresponde y debemos evitar oír cosas desagradables del prójimo, aunque, a veces, nos llamen la atención. Y tercero y principal, no debemos mirar cosas indebidas, sino que debemos insistir en mirar todo desde una perspectiva positiva, de manera agradable, viendo tan solo las virtudes y las bendiciones.
Un fuerte abrazo.
Colaboró: Roberto Grobman