El pasado sábado a las 17 h comenzó la tan esperada reunión del Godllywood, miles de mujeres de distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires y del Conurbano se acercaron hasta el Templo de la Fe en Av. Corrientes 4070 con la predisposición de escuchar una orientación espiritual que las llevara a ser mejores. La señora Lucelaine Araujo comenzó la reunión pidiendo a Dios en oración: “Que todas la mujeres que están aquí en esta tarde sean la propia bendición para que Tu nombre sea glorificado y ellas puedan ganar almas con su testimonio, con su vida, con su carácter, que donde ellas coloquen sus pies se despierte en los demás la necesidad de conocerte”.
Este año el objetivo del Godllywood es tener un espíritu excelente, el ADN de Dios. El mes pasado hablamos de una característica, que es ser decidida, este mes hablaremos de otra característica que hará que seamos honradas por Dios: la humildad.
“Muchas mujeres son inseguras, pero la mujer de Dios es decidida y definida en su fe. En febrero la cualidad que trataremos será la humildad. Dios es disciplina, las mujeres debemos aprender a ser humildes para evitar muchos problemas.
Cuando falta la humildad aparecen los siguientes comportamientos:
– La persona orgullosa no reconoce sus errores y no acepta la reprensión, no quiere oír. Nunca asume que es orgullosa.
– No pide ayuda y cuando la pide es demasiado tarde.
– No pide perdón, cuando se arrepiente no es capaz de expresarse. Madres que malcrían a sus hijos, otras que los maldicen o no les creen cuando son abusados y no los defienden. Cuando las mamás no piden perdón, los chicos crecen con problemas.
– No se somete fácilmente, principalmente las niñas no se someten a sus padres. Se excusa en que está cansada, nerviosa, estresada porque es arrogante, porque hace las cosas a su manera y no sabe hablar con los demás.
– Ama su independencia, no delega nada. Quiere todo a su manera porque sabe más que todos y se encarga de todo.
– Tiene que opinar siempre, da su opinión sobre todo.
Si usted quiere ver la mano de Dios en su vida, sea humilde. Aprenda a ser comprensiva, a colocarse en el lugar del otro. Enseñe con el ejemplo y dependa de Él porque solo quien tiene a Dios es humilde”, explicó la señora Lucelaine.
La persona humilde reconoce que es orgullosa y quiere cambiar, si usted se analiza, va a encontrar muchas cosas que tiene que cambiar. Luego de esta reflexión la señora Lucelaine pidió que se acercaran al Altar aquellas mujeres que se dieron cuenta de que necesitan cambiar para ser honradas por Dios.
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