El consejo de hoy es solo para destacar el poder que tiene la fe.
No hace falta que sea grande, puede ser mínima, como una semilla insignificante, pero, infelizmente, no todos le dan la debida atención.
Solo por el hecho de que ella, aunque sea minúscula, nos justifica delante del Todopoderoso y nos privilegia con méritos no merecidos a Sus ojos, ya es suficiente para cambiar la vida de cualquiera.
Puede ser espiritista, católico, evangélico, budista, musulmán, judío, en fin, tener cualquier religión; puede ser de cualquier nacionalidad y alentar el equipo que fuere…
Puede ser un muchacho, un bandido, blanco o negro, hombre o mujer, homosexual, bisexual, lo que sea.
No interesa. ¿Es un alma? ¿Está afligido? ¿Necesita ayuda? ¿Cree que Dios es único y grande?
Lo que importa es que si una persona se presenta delante del Todopoderoso con un mínimo de fe, ya es suficiente para ser atendida.
Fue así en la época de Jesús. Él nunca dijo que no a los que fueron hasta él. ¿Será que Él cambió Su manera de ser?
¿Será que Su Palabra solo era válida en esos días?
¿Será que Él está muerto?
Queridos, ¡usen un poco de razón, hagan la prueba hoy mismo!
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