“Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a Mí? Di a los hijos de Israel que marchen.” (Éxodo 14:15)
No era el momento de orar. Atrás, el ejército del Faraón; adelante, el Mar Rojo.
El momento exigía acción. Existen momentos en los que usted necesita orar, meditar en la Palabra de Dios y ayunar para conocer Su Voluntad y saber cómo actuar. Sin embargo, hay momentos en los que debe tomar una actitud. Sepa usar su fe de acuerdo a su momento. No ore cuando tiene que tomar una actitud, ni tome una actitud sin tener la certeza de la Voluntad de Dios. En este caso, es mejor orar y esperar la dirección Divina.
Cuando no sabemos lo que Dios quiere de nosotros, es obligatoria nuestra oración.
Pero cuando sabemos cuál es la Voluntad de Dios, no sirve orar. Dios le dio la promesa a Josué: “Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie” (Josué 1:3). Con esa convicción firme y fuerte, se lanzó en contra de sus enemigos.
Imagínese si, en el momento de enfrentar a sus enemigos, él se hubiera arrodillado y hubiese orado: “Oh, Dios, ayúdame a vencer a estos enemigos”. ¡Jamás los hubiera vencido! Él tuvo que avanzar, no era momento de orar. Era momento de ejecutar la voluntad de Dios.
¿Cuál es el momento que usted está enfrentando? ¿Cuál es el sueño que quiere realizar? Si tiene la convicción de la Voluntad de Dios, avance, con actitudes de coraje que van a mostrar la certeza que está en su interior. Existen personas que mueren sin ver las promesas de Dios cumpliéndose, por falta de actitudes de fe.
Usted necesita saber el momento indicado para orar y esperar. O para actuar y contar con el Espíritu de Dios. O, entonces, para hacer ambas cosas al mismo tiempo: Orar y actuar.
¿Qué es lo que el momento que usted está viviendo exige de su fe?
(*) Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo