Sea en el ambiente laboral o en lo personal, es necesario recordar que su apariencia y su postura ante los demás dicen mucho sobre usted.
¿Cuántas veces mira a una persona y se imagina cómo debe ser apenas por la forma de vestirse o comportarse? Por eso, es importante saber cuál es la imagen que quiere transmitirle a los demás.
Todo el tiempo, las celebridades ilustran tapas de revistas y portales de noticias. La fama ya es suficiente para su súper exposición. Pero algunas llaman aún más la atención por sus posturas exageradas e innecesarias.
Cuando observamos esas posturas, recordamos lo mucho que el exterior dice sobre nosotros. ¿Qué quiere que los demás sepan y piensen sobre usted? Es necesario saber comunicarle a los demás su propio valor. Y el primer paso para eso es cuidando su apariencia.
En el texto publicado en el blog de la escritora Cristiane Cardoso, la conferencista Evelyn Higginbothan recuerda cuánto cambió después de darle importancia a su apariencia. “Pasé a decir lo que mi espíritu siempre quiso a través del hecho de invertir tiempo y esfuerzo en mi apariencia. Mi lenguaje corporal cambió, mis opiniones fueron más valoradas y no porque fuera más bonita, sino porque estaba comunicando mi propio valor”, explica.
Usted no debe vestirse para los demás o arreglarse para agradar a alguien. Pero es indispensable pensar en la impresión que quiere y desea transmitir. “Nosotros hablamos a través de nuestra apariencia y comportamiento y, aunque no podamos hacer nada al respecto del ADN que heredamos de nuestros padres, hay mucho que hacer para que podamos comunicar lo que queremos a través de nuestro lenguaje corporal, de nuestra mirada y nuestras palabras. Y no es apenas lo que decimos a los demás lo que importa, sino lo que nos decimos a nosotras mismas”, completa Evelyn.
Bella por dentro, bella por fuera
Muchas mujeres buscan cuidar nada más que su exterior. Gastan hasta el dinero que no tienen en peinados, maquillaje, ropa de última moda, etc. Pero entre tantos cuidados se olvidan de alimentar lo más importante, su interior, que es lo que las hará realmente bellas.
Para que su exterior esté siempre bello, es fundamental cultivar primero la belleza interior, que solo se logra a través de una comunión estrecha con Dios.
La mujer que se ocupa primero de cuidar y mantener una comunión con el Creador logra embellecer su interior. Eso se refleja automáticamente en su mirada, sus palabras, actitudes y comportamientos, convirtiéndola en una mujer bella también por fuera.
La falta de ese cuidado interior lleva a las mujeres a perder su autoestima, su matrimonio, su carrera y hasta su salud, y no hay guardarropas en todo el mundo que logre llenar el vacío interior.
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