Es importante que usted entienda qué significa “justicia” para que conozca sus derechos delante de Dios, para que sepa cómo Dios lo ve a usted, y también cómo tiene que hacer para alcanzar Sus favores.
Dios es la Perfecta Justicia, es el Justo Juez, en Él no hay mancha de injusticia, ni nada incorrecto. Él es perfecto.
Él le dijo a Abraham: “Abraham, anda en Mi presencia y sé perfecto.”, (Génesis 17:1). ¿Qué es ser perfecto delante de Dios? ¿Cómo podemos andar en la perfección?
Cuando una persona está cubierta de pecados, porque mató, robó, violó, etc., es la peor de las criaturas. Cuando esa persona oye la Palabra de Dios y acepta entregarle su vida, debido a su actitud de fe, es lavada por Jesús con Su sangre derramada en la cruz y se hace justa delante de Dios. Por lo que puede entrar delante del Padre tranquilamente porque está limpia.
Usted entrega su vida a Jesús, se sujeta a Su justicia y anda de acuerdo a Su palabra, entonces, Él le abraza, Se entrega totalmente a usted y hace que usted viva en la justicia. De esta manera usted se convierte en una persona correcta, merecedora de aquello que Dios prometió.
Realmente, delante del mundo no merecemos nada, pero a raíz de que nuestra fe está en Jesús y nuestra vida entregada a Él, somos justos delante de Dios.
Cuando las personas nuevas vienen a la iglesia y nos ven orando, dicen: “Son muy atrevidos, ¡miren cómo hablan con Dios! ¡Son muy insolentes!”. Cuando su vida está casada con el Señor Jesús, ¡usted es uno con Él! Entonces hay intimidad entre nosotros, nos tornamos justos delante de Dios y con esa justicia tenemos condiciones de exigirle Sus promesas.
Para entenderlo mejor, imagine lo siguiente: Dios Padre es el Justo Juez, sentado en el Trono de la Justicia. El abogado defensor es el Señor Jesús, y el acusador es el diablo.
Yo soy el pecador, pero entregué mi vida a Jesús, Lo elegí como mi Abogado. El diablo puede decir: “¡Él no sirve! Pensó esto, pensó aquello, hizo esto, hizo aquello…”, pero Jesús dice: “Todo bien, pero todo eso lo llevé a la tumba ¡él no tiene pecado!”.
Entonces, Jesús llega al Padre y Le dice: “Padre Mío, este fue uno de los que Me aceptaron, se entregaron, Yo lo lavé, lo purifiqué, lo justifiqué, él es justo”. Entonces, el Padre dirá: “Venid hijo mío a las bodas del Cordero”.
Pero si la persona vive en la rebeldía, no cree o no entregó su vida, o vive en la mentira, el acusador dice: “Él no es Tuyo porque vive en la mentira, si fuera Tuyo no obedecería mi palabra. Él obedece mi palabra porque es mentiroso. Y lo digo porque yo soy el padre de la mentira y él está obedeciendo mi palabra”.
El abogado de defensa que es Jesús dice: “Tienes razón”, y el Justo Juez juzga de acuerdo con las pruebas.
Jesús dice: “Yo no puedo hacer nada por usted, porque no se entregó a Mí. Usted no Me siguió. No oyó Mi Palabra”. Ese sujeto está condenado, pertenece al diablo, que le hará sufrir por el resto de su vida en el infierno.
Si usted vive en la fe, es decir, vive una vida correcta, Dios lo tiene como hijo, usted es justificado y tiene derecho de exigir de Él lo que promete en Su Palabra. Ahora si anda en lo incorrecto, solo hay una manera, arregle su vida con Dios y Él lo aceptará.
¿Cómo saber si está en la justicia o no? Su conciencia es quien le indica. Si usted reconoce que no es justo, entonces tiene el derecho, el privilegio de ser justificado a través de su fe en el Señor Jesús a través de la entrega de su vida a Él.
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