¡Reciban la bendición del Dios Padre, del Dios Hijo y del Dios Espíritu Santo!
En realidad, el Señor Jesús les ordenó a Sus discípulos que predicaran el Evangelio a toda criatura.
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”, (Marcos 16:16).
Creer es obedecer. Quien cree y no obedece no cree. Es lo mismo que el amor. Quien ama se casa, porque quiere un compromiso definitivo. No tiene ningún miedo a atarse porque ama de verdad. Pero quien no ama es inseguro en cuanto al futuro, es decir, tiene miedo a comprometerse. Por consiguiente, no ama.
La fe bíblica, racional, inteligente y consciente es definida. No tiene nada que ver con más o menos, no sé, vamos a pensarlo y a darnos un tiempo… ¡Nada de eso! ¡O es o no es! Es decir: se lanza de cuerpo, alma y espíritu 100 por ciento.
La falta de esa fe definida es la razón por la cual la mayoría de los creyentes son personas fracasadas. No creyó de forma práctica, no se entregó, en fin, no asumió la fe comprometida con el Señor Jesús. O sea, intenta vivir un matrimonio sin el compromiso de sacrificio, así como la “unión estable”.
Creer es obedecer, así como la fe es rendirse a la Palabra del eterno.
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