“Después oí la voz del SEÑOR, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por Nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.” (Isaías 6:8)
Dios no llama a quien no cree. No pierde tiempo con incrédulos, arrogantes y desobedientes. Él llama solamente a los que dicen: heme aquí. Fue así en el pasado, es así en el presente y será así en el futuro. Abraham oyó la Voz de Dios y obedeció; Moisés también oyó y obedeció; Josué oyó y obedeció; Gedeón oyó y obedeció. Isaías oyó y obedeció. Pedro, Santiago, Juan, Pablo y todos los demás llamados también obedecieron. Todos, los que confiaron en Él, obedecieron.
Reflexionando acerca de cada uno de ellos, pregunto: ¿Cuál de ellos se perjudicó o las cosas le salieron mal por obedecer a la dirección Divina? Ninguno. ¿Acaso esa Voz se calló? ¿Acaso Dios Se cansó de llamar? Cuando no haya nadie más en este mundo dispuesto a obedecerlo, entonces Su Voz se callará.
En este momento, mientras usted lee este texto, el Espíritu de Dios lo llama por su nombre. ¿Y? ¿Va a tapar sus oídos a la Voz de Dios? ¿Cuál ha sido su ganancia en esta vida que ha vivido? ¡El Espíritu de Dios lo llama AHORA!
Aproveche este momento de aflicción, busque un rinconcito, aunque sea en el baño, y responda: HEME AQUÍ, ESPÍRITU SANTO, ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA?
Y cuando menos lo espere, el Espíritu Santo le va a responder personalmente. Aguárdelo.
“No Me elegisteis vosotros a Mí, sino que Yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en Mi nombre, Él os lo dé.” (Juan 15:16)
Haga clic aquí y vea el mensaje anterior.
Nadie jamás fue perjudicado por obedecer a la voz de Dios.
¿Le gustó este mensaje? Compártalo con sus amigos en sus redes sociales.
(*) Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo
[related-content]