¡Primeramente, gracias!
Sé que vine desde muy lejos, sin embargo, aún no comprendo todo lo que fue hecho por mí hoy. Recibí una excelente atención y pude aprender y conocer esta construcción que me dejó sin palabras.
¡A pesar de ser el trabajo de ustedes, yo les agradezco, pues ustedes fueron más allá de lo que esperaba!
Como judío, durante toda la vida aprendí sobre la historia de Jerusalén, la ciudad santa. Siempre oí sobre los antiguos Templos, y lo que pude conocer fue lo que restó del segundo Templo: “el muro de los lamentos”.
Pero esta increíble construcción me hizo imaginar lo que estaría por detrás de ese muro. ¡No existen palabras que puedan describir la grandeza de este Templo!
Este proyecto es muy bendecido para todos. Para mí, particularmente, aprendí que lo más importante no es la religión, sino el amor y la unión entre todos en este lugar. Esa es la base de todo el proyecto. Y todo eso se resume en una frase, que es la base de la Torá: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Esta es la fe que movió al pueblo judío en el pasado.
¡Gracias, gracias y gracias nuevamente!
Ishai Iamin – Jerusalén