La foto de los tres muchachos de manos tomadas orando por una mujer dentro de un auto en el drive-thru (sistema donde se puede ser servido sin la necesidad de salir del automóvil) de una cafetería conmocionó en internet. Los jóvenes pidieron orar por la mujer después de que notaron que ella estaba triste y supieron que su marido había fallecido la noche anterior.
El momento fue registrado por un cliente que estaba en la fila de la cafetería, que se encuentra en Vancouver, Canadá. “Cuando los muchachos se dieron cuenta de que ella estaba llorando, dejaron todo y oraron por ella durante unos minutos. También la invitaron para que vaya más para orar y para todo lo que necesite “, publicó la cliente, junto con la foto en su página de Facebook.
Al diario norteamericano Oregon Live, el empleado Evan Freeman, de 21 años, que aparece en la parte de atrás del grupo, dijo que no es religioso, pero que oró por la mujer para ayudarla. El compañero de trabajo Pierce Dunn, de 19 años, contó que oró para que la viuda se sintiera apoyada y amada, que Dios le proporcionaría paz y consolaría a su familia.
La imagen se volvió viral en internet, tuvo más de 170 mil “Me gusta” y se compartió 50 mil veces.
Hacer la diferencia
Actitud como la que estos chicos tuvieron no son tan comunes hoy en día. Ellos hicieron lo que se necesitaba en el momento, sin pensar en lo que las otras personas de la fila podrían decir o pensar. No se imaginaron el impacto positivo que tendría no sólo en la vida de quien recibió la oración, sino también en las vidas de las personas que fueron testigos de su actitud.
¿Cuántas oportunidades tenemos todos diariamente de llevar la Palabra de Dios a los afligidos y las desperdiciamos? Tal vez sea esa persona que viene pidiendo una moneda en el tren, o el que está sentado al lado de nosotros en el autobús todos los días – ¿por qué tiene una cara tan triste? O incluso puede ser el que, aunque sonriente, tiene un corazón destrozado.
Hacer la diferencia en la vida de alguien no es tan difícil como parece. Solo es necesario un único ingrediente: sensibilidad. Cuando estamos sensibles a lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, logramos ver con los ojos espirituales aquellos que están a nuestro alrededor. Notamos el dolor ajeno y tomamos la actitud de no negar a Jesús, y sí de llevarlo a los demás a través de nuestras palabras.
¿Si usted estuviese en el lugar de los empleados de esa cafetería también hubiese orado por aquella mujer?
Esté atento a las personas que se cruzan en su camino y aproveche las oportunidades de impactar positivamente en sus vidas.
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