Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed… Juan 4:13
El Señor aquí está hablando del “agua prestada”, pues el pozo no pertenecía a esa mujer. No sabemos el porqué de que ella haya ido a ese pozo (puede haber sido para darles de beber a los animales, para la plantación, etc.), pero la verdad es que ella no era la dueña del pozo. Por eso Él (Jesús) dijo que quien bebiese de esa agua, que representa la “fe prestada”, volvería a tener sed. En otras palabras, quien tiene la fe prestada continúa con sed.
… mas el que bebiere del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que Yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. Juan 4:14
Una fuente. Una persona que tiene el Espíritu de la Fe, que es el Espíritu Santo, tiene una fuente dentro de sí. No importa dónde esté, ella es la fuente. Ella no depende del pozo de nadie.; es la propia fuente. ¿Cuántas personas ya desearon “vivir” en la iglesia? Eso mismo. Vivir en la iglesia. A causa del ambiente, de las canciones, de los mensajes y de las oraciones de fe que reciben en la iglesia. Pero eso es fe prestada. Cuando ponen los pies fuera de la iglesia están sedientas nuevamente. ¿Por qué?
Porque allá afuera están solas; el pastor no está allá para orar por ellas y darles una palabra de fe; allá afuera no está esa canción de fe, ese ambiente de fe. Y es en ese momento que se les aparecen “los Leones” que se le aparecieron a Daniel; “el Gigante” que se le apareció a David; “el Horno de Fuego” que se le apareció a Sadrac, Mesac y Abed-nego; el Faraón que se le apareció a Moisés; “el Mar Rojo” que apareció delante de los hijos de Israel. Se les aparece “la Crisis”, y por eso terminan desmayándose de tanta sed (desanimándose, desistiendo, rindiéndose).
La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Juan 4:15
Ella entendió eso. No quería más esa agua prestada, estaba cansada de estar allí en la misma situación. Quien tiene la fe prestada vive un constante “altos y bajos”; en un momento está bien, y en el otro mal.
Aquí, identificamos algunos síntomas de la fe prestada:
– En la iglesia, se siente fuerte; en casa o en cualquier otro lugar, se siente débil.
– En un momento confía, en otro momento duda.
– En un momento cree, en otro momento quiere ver.
– Siempre depende de la opinión ajena.
– Es insegura.
– Es indecisa.
– No sabe qué es lo que realmente quiere.
– Siempre es movida por la fe de un buen testimonio.
– Solo hace algo porque alguien lo hizo y ella vio el resultado.
Qué lleva usted dentro: ¿El Espíritu de la Fe o la Fe Prestada? Si usted está siempre sediento o dependiendo del apoyo de alguien, su fe es prestada. Aquel que tiene el Espíritu de la Fe no depende de nadie, está satisfecho. Es la propia fuente.
Si usted quiere tornarse la propia fuente, necesita recibir el Espíritu de la Fe, que es el Espíritu Santo.
Colaboró: Obispo Ubirajara Fonseca