Más de 450 mil dólares en cirugías plásticas. Ese es el valor que gastó Rodrigo Alves, de 32 años, que hace 15 cambia su cuerpo, de a poco, para parecerse cada vez más al muñeco Ken, “marido” de la muñeca Barbie.
Aunque, el “Ken humano”, como es conocido, está pasando por un grave problema de salud. Después de una intervención quirúrgica en la que se implantó cartílagos en la nariz para cambiar su apariencia, una bacteria comedora de carne surgió en su rostro y, de a poco, fue desfigurando al joven, como es posible ver en la foto de arriba.
“Es cada vez más difícil respirar y ahora mi nariz está completamente bloqueada. Un agujero horrible apareció en mi nariz y la infección lo comió. Si ella no se detiene, comerá todo mi cuerpo. Estoy muy preocupado”, publicó recientemente en sus redes sociales.
El 17 de abril, sin embargo, Rodrigo publicó la foto abajo, que lo muestra con una mejor apariencia, e informó a sus seguidores que, en algunas semanas, ya estará sometiéndose a su séptima rinoplastia (cirugía que remodela la nariz).
Esta no es la primera vez que Rodrigo sufre en procedimientos quirúrgicos. En el 2014, él pasó por el mismo problema de Andressa Urach al utilizar hidrogel. Rodrigo casi perdió la vida y los movimientos de sus brazos.
Todo eso, según él, es para alcanzar la perfección.
La perfección que realmente importa
Rodrigo es una persona más de las personas que pusieron su vida en riesgo para mejorar su aspecto físico, creyendo que, de esa manera, serán más felices. Cada vez más jóvenes se realizan cirugías estéticas. Solamente entre el 2008 y el 2012, el número de personas entre 14 y 18 años que se realizaron intervenciones quirúrgicas subió un 141%.
En Brasil, el número total de clientes de esa “industria de belleza” también sigue creciendo. Desde el 2013, el país es el líder en el ranking mundial de cirugías plásticas. Según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, en el año referido fueron realizados 149 millones de procedimientos quirúrgicos, lo que corresponde al 12% del total mundial.
Para la escritora Cristiane Cardoso, autora del libro “La mujer V” eso sucede porque muchas personas sienten la presión de la sociedad, que dicta un estándar de belleza. Así, las “personas comunes”, incluso siendo bellas, se ven feas.
Cristiane pasó por eso y, en su blog, relata cómo se sentía: “Siempre que me miraba al espejo veía una muchacha delgada, completamente inadecuada y sin gracia.”
Compararse con otras personas crea insatisfacción en quien se siente feo. Para que se resuelva este problema, es necesario acercarse a Dios, porque Él es capaz de mostrar el verdadero valor y la verdadera belleza de cada uno.
“Todo seguimos el mismo rumbo: envejecer y morir”, afirma Cristiane.
Por lo tanto, entregarse a las vanidades es inútil. Antes, debe estar satisfecho consigo mismo.”Mi cambio comenzó cuando comencé a amarme. Amar mi manera distinta de ser. Fue así que una nueva Cristiane nació en mí. Una Cris a la que no le importaba más lo que los demás pensaban, que no imitaba más la forma de ser de las personas, ni perdía la personalidad para agradar a los otros. Una Cris sin miedo de ser ella misma”, concluye la escritora.
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