Lo que más nos hace sufrir, y creo que Dios lo sufre mucho, es el desprecio. Él hizo todo lo que podía para salvar al ser humano, pero ¿qué recibe a cambio? La incredulidad, un simple “no” de parte de las personas que insisten en seguir sus propios pensamientos. Y Él no puede hacer nada.
Usted padre, madre, cuando su hijo es desobediente, no puede hacer nada, excepto llorar. Se siente impotente frente a ese hijo rebelde. Y así se siente Dios con respecto a quienes oyen Su Palabra, conocen Su voluntad, saben todo sobre Él, pero no quieren obedecerlo, no quieren seguir Su disciplina, Su Palabra, Su Ley.
Dios nos ha dado la fe para que tomemos posesión de todo lo que Él prometió: la cura divina, la prosperidad, la salud, la solución del problema sentimental, en fin, todo.
Solo que esa misma fe que usted recibió y que yo también tuve conmigo durante el principio de mi jornada en la iglesia, tuve que usarla con inteligencia. Yo decía: “Un momento, yo tengo fe para recibir un milagro, para resolver un problema personal, pero mañana tendré otro problema. No puedo estar detrás de la solución de los problemas, porque voy a tenerlos toda la vida”.
Con o sin Dios, todos tendremos problemas. La diferencia está en que cuando se usa la fe para buscar el Espíritu Fuente de la Fe, ¡se terminó! Usted se convierte en la propia fuente del Espíritu Santo para luchar y vencer. Surge un problema hoy, usted lucha y vence. Va superando sus problemas personales, sean cuales sean, a través del rebosar del Espíritu de la Fe que pasa a vivir dentro de usted.
Dios no quiere que usted sea un mendigo pidiendo oración, Él quiere que sea una fuente para orar por sí mismo y orar también por los demás, por los que no tienen esa fe. Donde quiera que usted esté, Él quiere que sea una fuente rebosando para los demás que están sedientos y muriendo por ahí. Pero si insiste en usar la fe solo para tomar posesión de algunas bendiciones, y no se entrega, quedará como muchos creyentes: fracasado.
Jesús dijo así: “El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”, (Juan 7:38). Esto es lo que tiene que sucederle a usted, porque si esto no le sucede, será siempre un fracasado, espiritualmente hablando.
Puede incluso tener éxito económico, conseguir muchas cosas en este mundo, pero espiritualmente usted será un fracasado, un débil. Estará siempre cayendo en pecado. Nunca tendrá resistencia para enfrentar al infierno, porque usted aún no es la fuente.
El apóstol Pablo dijo así: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.”, (1 Corintios 13:11). Y quizás usted continúa siendo un niño en la fe, porque no se desarrolló y continúa siendo frágil, débil en la fe, porque vive usando una fe prestada.
Y él dijo más: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.”, (1 Corintios 13:12). Es decir, ahora usted conoce que hay posibilidades de que sea lleno del Espíritu Santo. Pero cuando sea lleno del Espíritu Santo, tendrá la plenitud del conocimiento de Dios. Usted dejará de ser un mendigo que vive corriendo atrás de bendiciones, porque tendrá acceso al Altísimo por su propia fe.
Si no quiere depender de nadie, tiene que invertir su vida en buscar y recibir el Espíritu Santo.
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