Admirar el trabajo y el éxito ajeno es un comportamiento saludable siempre y cuando sea un factor de crecimiento. Pero también puede convertirse en una trampa cuando se transforma en envidia, un sentimiento negativo que forma parte de la naturaleza humana. El hombre tiende a compararse con los demás y cuando eso sucede con frecuencia, esa comparación termina convirtiéndose en envidia, un comportamiento perjudicial para quien lo tiene y quien lo sufre.
Cuando uno pasa a preocuparse por la envidia de los demás, empieza a trabar su propio avance. Por eso es necesario ignorar la envidia ajena y estar seguro de uno mismo. Y eso solo es posible a través de una relación real con Dios. Sepa que preocuparse por la envidia no la hará desaparecer y tenerle miedo, tampoco. Lo mejor que se puede hacer es buscar protección en una relación real con Dios.
La Biblia dice que “El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.”, (Proverbios 14:30). Una persona envidiosa se siente mal por el éxito ajeno y si usted percibe que los demás han sentido eso sobre usted, haga algo al respecto.
Para combatir la envidia y librarse definitivamente de ella, participe del Congreso para el Progreso este lunes 16 de mayo a las, 8, 10, 12, 16 y 20 h en Av. Corrientes 4070.
Ellos cambiaron su economía
Daiana: “Llegué al Congreso para el Progreso trabajando como empleada doméstica, pero no aceptaba trabajar de eso. Luché, perseveré en la reunión, no bajé los brazos y tuve la oportunidad de trabajar en relación de dependencia en una oficina, con ventas. La semana pasada cerré una operación por 600 mil pesos”.
Fernando: “Participando en el Congreso para el Progreso pasé de ser empleado a tener mi propia empresa de fumigación y además dos autos. Gracias a Dios dejé de alquilar porque pude conquistar mi propio departamento.
Por otro lado, pronto empezaré también un negocio de importaciones”.
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