Normalmente, todo matrimonio empieza bien, a fin de cuentas, el amor une a dos personas que quieren formar una familia. Pero, por mejor que sea la relación conyugal, los problemas siempre aparecen y, en este camino de dificultades, la armonía y la paz desaparecen.
Debido a eso, los sentimientos y las actitudes negativas van ganando terreno haciendo que las personas vivan un infierno en la vida amorosa, que se caracteriza por: celos excesivos, infidelidad, peleas constantes, desconfianza, soledad, agresiones físicas y/o verbales, enfriamiento en la relación, abusos, entre otros.
La duda sobre la existencia del amor fiel y verdadero cobra forma entre el abismo que generan las peleas y los desentendimientos de la pareja.
Por otro lado, hay parejas que viven un paraíso en la relación, se comprenden mutuamente, son unidos y están alegres con su matrimonio. En la mayoría de los casos, piensan que porque hoy están bien, la armonía será permanente.
Es necesario entender que existe una línea muy delgada entre el infierno y el paraíso conyugal, o sea, contrariamente a lo que muchos piensan, la distancia para entrar en un martirio o encontrar paz en el amor es muy pequeña.
Si usted está viviendo un verdadero infierno amoroso, en la Terapia del Amor podrá descubrir que es muy fácil vencer esas tribulaciones y conquistar la serenidad amorosa. Además, quienes hoy tienen una relación feliz entenderán que, si no ponen en práctica lo que se enseña en las charlas, podrán perder fácilmente la serenidad.
Por eso, sea usted casado o soltero, esté pasando problemas o no, participe de la Terapia del Amor para vencer lo que le ha hecho sufrir o para blindarse ante las dificultades que vendrán. Lo esperamos este jueves a las 10, 16 y 20 h en Av. Corrientes 4070.
El dolor quedó atrás
Los fracasos sentimentales dejan heridas difíciles de cerrar. Juan y Emilce lograron superar el pasado y ahora son felices: “Venía de una relación anterior en la que había sufrido mucho, cometí el error de poner a mi pareja en primer lugar, olvidándome de mí. Era muy posesivo y celoso, eso fue destruyendo la relación de a poco”, cuenta Juan.
Por su parte, Emilce tenía la autoestima destruida después de una larga relación que no funcionó: “Conviví ocho años con una persona, pero sufrí mucho maltrato psicológico, era muy insegura y trasladaba esa inseguridad a otros aspectos de mi vida. No podía alejarme porque pensaba que sin él no era nada”.
Participando de las charlas de la Terapia del Amor ellos curaron esas heridas: “Hoy en día tenemos una relación completamente distinta, hay confianza y somos muy felices”, afirma ella, a lo que él añade: “Aprendí a no ser celoso ni posesivo, tenemos nuestros tiempos y por eso somos muy felices juntos”.
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