Sumérjase en la sinceridad y responda estas preguntas:
¿Siente usted celos casi automáticamente cuando alguien tiene una buena idea y a las personas a su alrededor les gusta? ¿Ve a otros como una amenaza a su posición? ¿Acostumbra disminuir el talento de alguien porque teme que esa persona pueda crecer más que usted?
La raíz por detrás de esos sentimientos es la inseguridad. Usted nunca logrará tener relaciones saludables mientras sea inseguro. Es un sentimiento maldito que atormenta y afea a las personas más bellas.
El comienzo de todo tipo de cura es el reconocimiento de la enfermedad. Por más doloroso que sea, si ese sentimiento se manifiesta cada tanto en usted, admita que existe.
A continuación entienda que es un sentimiento mentiroso. Compruebe la veracidad y validez de él:
*¿Cuál es el problema de que alguien tenga una buena idea? ¿Acaso usted es la única persona en el mundo que tiene buenas ideas?
*¿A quién no le gusta una buena idea? El hecho de que a otras personas les guste la idea de alguien, ¿significa que no les gustan las suyas?
*¿Cuál es la mayor amenaza a su posición: los demás o las fallas en su propio desempeño? Y si los demás realmente son una amenaza, ¿no es bueno un poco de competencia para que mejore también su desempeño?
*Hablar mal o minimizar el talento de alguien, ¿no hará que usted parezca mezquino, sin visión e incapaz de pensar en el bien colectivo? ¿No será peor para usted, que sentirse feliz por la persona y ser conocido como quien la descubrió y la destacó?
La inseguridad personal suele originarse en una manera pobre de pensar. Y una de las creencias que genera eso es la de que no hay suficiente para todos en este mundo. Y si no hay suficiente para todos, entonces, tengo que luchar por mi tajada — y todos se vuelven mis enemigos.
Cambiar esa manera de pensar y cuestionar la veracidad y validez de sentimientos inseguros son formas certeras de vencer a la inseguridad.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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