Probablemente, ya ha oído hablar de Esaú y Jacob. Sí, ellos mismos, los gemelos de los cuales se refiere el libro bíblico Génesis en el capítulo 25. Hijos de Isaac, nietos de Abraham; y, aunque fueran hermanos, no puede decirse que fueron los mejores amigos uno con el otro. En la Biblia también está escrito que incluso dentro del vientre de su madre, ellos se peleaban por todo. Esaú creció más fuerte, cabelludo, colorado y dado a trabajos físicamente desafiantes, como la caza. Jacob era más estratega, y fue esa “destreza” la que utilizó para engañar a su hermano.
En aquellos tiempos, la primogenitura era algo de extrema importancia. El primer hijo de sexo masculino tenía el derecho no solo a obtener más herencias materiales que sus hermanos (incluso, a veces, hasta el doble), sino a ser él mismo el próximo patriarca de su familia –incluso de toda la tribu o del reino si fuera un príncipe, y ocupar el trono. Eso significaba estar en una posición por encima de todos en la familia, y deberían obedecerlo sin objeciones. Por supuesto que todo eso tenía su precio; el patriarca también era el líder espiritual de sus parientes y allegados, y debía proporcionar la seguridad del grupo, además de tener otras responsabilidades. Y Esaú, por haber salido primero del vientre de su madre, tenía el derecho a la primogenitura, y observe el poder que él heredaría de Isaac, su padre, no era cualquier cosa para la época.
Pues bien, por lo que vimos, el pelirrojo era más músculo que inteligencia. Entonces Jacob vio esto como una oportunidad de conquistar, aunque de una forma un poco “traicionera”, la herencia de su hermano. Cuando él terminaba de hacer un cocido de lentejas coloradas de los más apetecibles, Esaú llegó de una expedición de caza muy cansado y hambriento. Jacob estaba allí, con aquel plato vistoso y con un excelente aroma, y no le dejó otra opción, el hermano más grande le pidió el plato con lentejas, porque tenía mucha hambre. Entonces Jacob astuto, “tiró el anzuelo”. Le daría la comida si Esaú le transfería el derecho a la primogenitura. ¡Solo eso!
En realidad, la cuestión aquí no es la intención de Jacob, sino el comportamiento insensato de Esaú. Por un simple plato de comida, renunció a su lugar de líder en uno de los linajes más importantes en la historia de la Tierra. No pensó en las consecuencias, sino en la satisfacción de un deseo inmediato. Parece absurdo, pero, ¿cuántas veces el hombre de hoy hace lo mismo? Es el muchacho casado que cede al deseo de involucrarse con la atractiva mujer de la oficina y, cuando su esposa lo descubre, ¡adiós al matrimonio! Es ese sujeto que gasta lo que puede y lo que no puede para comprar un auto mejor que el del vecino (siendo que el que ya tiene está en orden, aunque no esté nuevo), y se hunde en deudas que perjudicarán el presupuesto de toda la familia. Es aquel que deja el ejercicio físico siempre para después (o para nunca); y, aprovechando el ejemplo de la comida de Esaú, también está ese tonto que ahora mete la cara en dos pizzas grandes, litros y litros de gaseosa, y más adelante verá el resultado en el momento de los exámenes médicos, si es que los hace.
Por supuesto que el momento actual es importante. Pero, cultivar la disciplina le garantizará un futuro saludable, próspero y honesto. Cuando tenga aquella tentación de satisfacer un enorme deseo del momento (ya sea hambre, sexo, avaricia, etc.), piense en el reflejo de eso más adelante. Parpadeó y el futuro ya llegó. Si ahora eligió ser indisciplinado, usted también cambió la calidad de toda su vida por un simple plato de lentejas. Piense bien si es un buen negocio.
La corrida de las “lentejas”
Esaú utilizó el estómago y no la cabeza, perdió. A veces, cambiamos esa sensación de seguridad de ahora, por invertir en algo que puede dar buenos resultados, o nos aferramos a la ilusoria zona de comodidad y no crecemos en la vida. Eso es a lo que se refiere el Desafío #4 del proyecto IntelliMen 2.0.
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Disciplina Online
El sitio web Chains.cc le ofrece un estímulo más para que sea disciplinado en sus hábitos. Usted ingresa en listas (las “cadenas” tituladas en inglés), para no dispersarse en actividades como ejercicios físicos, leer la Biblia, evitar la pornografía, alimentarse adecuadamente, entre otras cosas, contando con la ayuda de los demás miembros para no romper la cadena.
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