“Y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:20)
El momento decisivo de toda batalla es aquel en que parece que no hay más salida. El cielo se cierra, el enemigo lo acorrala, el miedo aumenta, la amenaza avanza. Entonces, recordamos que no estamos solos. Una voz suave, pero a la vez firme, hace eco en nuestro interior: Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20).
¿Para qué Él prometió estar con nosotros? ¿Para ver nuestra derrota? ¡No! ¡¡¡Mil veces no!!!… ¡Él está con nosotros para garantizar el cumplimiento de cada una de Sus promesas! Es decir, garantiza la victoria de los que tienen la convicción del cumplimiento de cada una de ellas. La certeza de que la Palabra es verdadera y no puede mentir. Él empeñó Su Palabra, entonces ella se cumplirá.
Cuando le prestamos atención a la voz de la fe, honramos a Dios y humillamos al infierno. Es mejor morir en la fe que vivir en la duda. Mejor aún es vivir en la fe, por la fe y de fe en fe.
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Préstele atención a la voz de la fe para humillar al infierno y honrar a Dios en cada una de las batallas que enfrente.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo
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