“Una experiencia maravillosa”
El sufrimiento de Viviana Leyes comenzó de pequeña. Sufría desmayos constantes y los médicos no le encontraban nada. “Mis padres me llevaron a los curanderos y a partir de ahí pasé a vivir una realidad distinta con los espíritus. Si bien me curé de los desmayos, pasé a tener muchísimos problemas espirituales. Convivía con los espíritus, hablaba con ellos, los veía, me decían qué hacer. Empecé a tener visiones, a servirlos, era una vida completamente dedicada a ellos”, cuenta.
Esa vida distinta dejó marcas en su carácter: “Tenía problemas en casa, peleas, discusiones con mi mamá, era una persona muy nerviosa y peleadora, porque me sentía sola, abandonada y fracasada”, recuerda Viviana.
Su papá conoció la Universal y luchó por ella. “En un momento de mucho sufrimiento tomé la decisión de cambiar. Al principio no podía escuchar las prédicas, no entendía lo que decía el pastor, me costó mucho liberarme hasta que me entregué por completo en el Altar. Tuve que reconocer que no había nadie más poderoso que Dios. Empecé a ayunar, a orar, luchaba conmigo misma para cambiar porque no quería ser agresiva ni peleadora.
Dejé de ver novelas, me alejé de las cosas de este mundo y me ocupé de las cosas de Dios. Participé de las reuniones y busqué, hasta que recibí el Espíritu Santo”, relata feliz, y explica qué significa para ella el Ayuno de Daniel: “En cada Ayuno de Daniel me fortalezco, dejo que Dios siga moldeando mi carácter, es una experiencia maravillosa que recomiendo a todo aquel que quiera una nueva vida”.
[related_posts limit=”17″]