A los 12 años de edad, Maria Clara notó que el pueblo de Serrote, en Bahía, necesitaba una biblioteca. El pueblo se encuentra a 15 kilómetros de Concepción de Coité, ciudad que está a 216 kilómetros de la capital, Salvador, y no ofrecía ninguna oportunidad de lectura para la población. Hasta que Maria Clara decidió actuar.
La niña inició una campaña, vía WhatsApp, para la recaudación de libros. Consiguió donaciones de diversas obras, desde material didáctico hasta clásicos de la lectura, y fundó la biblioteca “Amigos de la Lectura”.
Maria Clara afirmó: “La Biblioteca es de toda la comunidad. Esos libros no son míos, son para quien los quiera llevar a su casa y tenerlos el tiempo que sea necesario hasta terminar la lectura.”
La repercusión del trabajo de la niña fue tan grande que representantes de la Universal del estado de Bahía prometieron visitar el lugar y planear una ampliación de la biblioteca. Por otro lado la fundación Pedro Calmon, vinculada a la Secretaría de Cultura del Estado, donó aproximadamente 50 libros para “Amigos de la Lectura”.
Maria Clara hace lo que estaba a su alcance. Creyó que podría cambiar la realidad y se dedicó a eso para ayudar a toda la comunidad, incluso ayudando en la alfabetización y en el desarrollo del hábito de la lectura.
Según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), todavía hay en el mundo alrededor de 757 millones de adultos y 115 millones de jóvenes que no poseen las habilidades básicas de lectura y escritura.
De acuerdo a datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 9 por ciento de la población latinoamericana se encuentra en situación de analfabetismo absoluto.
Para cambiar esa realidad, la Universal también trabaja diariamente ofreciendo cursos de alfabetización en los que ya más de 20 mil alumnos fueron alfabetizados en países como Brasil, Angola, Portugal y Argentina.
Esos cursos les dan la oportunidad de aprender a aquellos que no la tuvieron anteriormente. Posibilita que las personas reingresen en la educación formal y en el mercado de trabajo a través de la capacitación.
La finalidad es alfabetizar e insertar al alumno para que él pueda dar continuidad a los estudios secundarios además de los profesionales, con el fin de que pueda capacitarse para el mercado de trabajo.
En Argentina, todas las clases son dadas en el marco de un convenio entre la iglesia Universal y el Ministerio de Educación por alfabetizadores voluntarios que se entregan con fe y perseverancia a los alumnos para acompañarlos a vencer.
También se dictan, en el Templo de la Fe, las clases de primaria para adultos con títulos oficiales.
Nunca es tarde para aprender y cambiar el mundo. Súmese a nosotros.
Proyecto Leer y Escribir: FE Y EDUCACIÓN PARA UN FUTURO MEJOR
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