¡Que el Espíritu del Señor de los Ejércitos esté con usted desde hoy y para siempre!
El consejo de hoy y siempre es sobre la enorme diferencia entre la fe inteligente y la fe sentimental.
La fe inteligente es la fe que piensa, calcula, evalúa, razona y entonces, decide.
La fe inteligente se opone a la fe sentimental que actúa de acuerdo a los sentimientos del corazón. En este caso, decide basada en la emoción del momento. Este tipo de fe es emoción pura; es la misma que lleva a muchos a frustrarse con sus malas elecciones, hechas “por la fe”.
Muchos se lamentan: Me casé “por la fe” en el amor que pensé tener por él. Hoy vivo un infierno, incluso creyendo en Jesús.
La fe inteligente enseñada por el Señor Jesús se refiere al uso de la razón en lugar del corazón. Lea con atención: “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.
¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz.
Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.”, (Lucas 14:28-33).
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