Y los redimidos del Señor volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido. Isaías 35:10
Dios le cumplió Sus promesas a Abraham al establecer a su descendencia en la tierra de Canaán. Israel dejó de ser esclavo y de deambular por el desierto para tomar posesión de su herencia, conforme decía la Palabra del Altísimo. A cambio, Él exigía solo obediencia a Sus mandamientos y estatutos, y fidelidad a Su alianza.
¡Pero Israel abandonó su fe! Dejó de amar y servir al Dios que lo sacó de la esclavitud de Egipto para adorar a otros dioses. Por eso, el Señor entregó la nación en las manos de los enemigos. Jerusalén fue incendiada, y el templo, saqueado y destruido. Algunos lograron huir, millares murieron, pero la mayoría del pueblo fue llevada al cautiverio. Después de 70 años de exilio. Dios trajo de regreso a Su pueblo hacia su patria, para reconstruir Jerusalén y el templo del Señor. ¡La alegría del retorno a su tierra natal era incomparable! Era la oportunidad de recomenzar una nueva vida, dejando atrás todo dolor, angustia y sufrimiento.
La trayectoria de la iglesia en este mundo se asemeja mucho a la historia de Israel. Pues, a lo largo de los siglos, muchos abandonaron su fe por no soportar las luchas y las persecuciones. Otros, porque fueron seducidos por el brillo del mundo. Dejaron de mirar al Salvador y fijaron sus ojos donde no debían. Amaron más a los placeres del mundo que a Aquel que Se entregó como sacrificio para rescatar a nuestra alma.
Pero, gracias al amor y a la misericordia del Buen Pastor y Obispo de nuestras almas, el Señor Jesús, millares y millares de ovejas desgarradas han retornado a la casa del Padre y se han reconciliado con Él. La puerta del Reino de Dios aún está abierta, pero un día se va a cerrar. ¡Cuando las cinco vírgenes imprudentes retornaron, ya no había más tiempo! El Novio ya había partido. Eso sirve como un gran alerta para nosotros.
¡No importan los motivos que lo hicieron alejarse de Dios, pues mayores son los motivos para que vuelva! La corona de la vida está lista para ser puesta sobre la cabeza de todos los que retornaron a los brazos del Señor Jesús. Habrá alegría eterna por la Salvación y por el placer de estar nuevamente en la presencia de nuestro Rey y Señor. Estamos en una gran jornada, donde viviremos y reinaremos para siempre con nuestro Señor. Por eso, ¡apresúrese! Mañana puede ser demasiado tarde.
El día 25 de junio, a las 18 h, tendremos la segunda Caravana Nacional del Rescate con el obispo Macedo. Directamente del Templo de Salomón para todo Brasil. ¡La invitación está hecha!
Si te volvieres, oh Israel, dice el Señor, vuélvete a Mí. Y si quitares de delante de Mí tus abominaciones, y no anduvieres de acá para allá. Jeremías 4:1
Colaboró: Obispo Domingos Siqueira