Todos tenemos días malos. Un despido, un asalto o el descubrimiento de una enfermedad son acontecimientos capaces de quitarnos la tranquilidad. Pero hay hechos más comunes que pueden estimular el pesimismo, como enfrentar el tránsito o recibir un empujón de un desconocido. ¿Cómo suele reaccionar a una secuencia de hechos negativos? ¿Reclama, huye o enfrenta?
Para muchas personas, los acontecimientos malos son motivos de frustraciones y reclamos. Basta que algo salga diferente a lo esperado para que la actitud fracasada entre en acción. Sin embargo, esa no es la postura más indicada para solucionar un problema.
La coach y especialista en inteligencia emocional Semadar Marques explica que ser optimista es la mejor forma de encarar sus dificultades sin mucho sufrimiento. “El optimismo es una forma diferente de ver la vida. El optimista es capaz de aprender con las dificultades y pasar por situaciones complicadas invirtiendo en la autoconfianza. Él cree que todo puede salir bien y usa la confianza para enfrentar sus miedos. Por otro lado, el pesimista se apega a los obstáculos”, dice ella, que trabaja en Río Grande do Sul (Brasil).
Se equivoca el que piensa que el optimismo es una característica de personas ingenuas. El psicoanalista y especialista en gestión de personas y equipos, Paulo Paiva afirma que la actitud optimista ayuda a ver la vida de forma más clara. “Los optimistas tienen buen humor y disposición para entender lo que está sucediendo en el escenario y moverse para buscar soluciones. Ellos también tienen la percepción de que las cosas pueden ser mejores. Por eso, son más resilientes, sacan provecho de los momentos malos y transforman eso en un escalón para el cambio”, evalúa Paiva.
El optimismo es importante para el éxito personal y profesional. “El optimista planta una semilla en el corazón de cada persona con quien se relaciona. Él llega, dice buen día, conversa, abraza, siempre tiene cosas interesantes para decir. A las personas les gusta estar cerca de los optimistas”, dice Paiva.
Semadar agrega que las personas optimistas se destacan en los momentos de crisis. “El optimista sueña y el sueño conduce su vida. Si no hubieran existido personas optimistas en la historia, no tendríamos tanta evolución en la tecnología, en la ciencia”, resume. Y, para los pesimistas, una buena noticia: el optimismo se puede desarrollar. Vea los consejos de los especialistas en este reportaje y entrene una nueva forma de ver el mundo.
La ciencia comprueba los beneficios
Corazón saludable
Las personas con perspectivas optimistas sobre la vida tienen su salud cardiovascular significativamente mejor. Es lo que sugiere un estudio de la Universidad de Illinois, de Estados Unidos, que examinó la relación entre el optimismo y la salud en más de 5 mil adultos de 45 a 84 años de edad. Las personas más optimistas eran dos veces más propensas a tener una salud cardiovascular ideal.
Sistema inmunológico fuerte
Las personas que se sienten confiadas en relación al futuro están más protegidas contra algunas infecciones. La conclusión es de un estudio hecho por las investigaciones de las Universidades de Kentucky y de Louisville y publicado en el Psychological Science. La investigación analizó a estudiantes de Derecho y comparó sus expectativas con relación al curso con su respuesta inmunológica.
Finanzas al día
Las personas optimistas están más propensas a tomar decisiones financieras prudentes, dice una investigación de la Fuqua School of Business, de la Universidad de Duke. El estudio descubrió que los optimistas trabajan más horas, invierten en acciones, ahorran más dinero, son más propensos a pagar sus saldos de las tarjetas de crédito al día y creen que su salario y entradas crecerán a lo largo de los próximos cinco años.
Cultive el optimismo
– Salga de la postura de víctima: asuma la responsabilidad por su vida y evite culpar a otras personas cuando sucede algo malo.
– Observe desde otro ángulo: reflexione sobre los acontecimientos como si cada uno de ellos fuese un aprendizaje. Después, piense en lo que puede hacer mejor en el futuro.
-Deje de murmurar: no sirve solo quejarse cuando algo sale mal.
– Muévase: tome actitudes que sean coherentes con sus valores y sueños.
– Cuestione sus dogmas: identifique las creencias que le impiden su crecimiento y busque una nueva forma de ver la cuestión. ¿Por qué se considera incapaz? ¿Por qué cree que no tendrá éxito en el amor y en su profesión?
– Haga afirmaciones positivas. Repita para sí mismo frases de incentivo: “Yo soy capaz de…”, “El plan saldrá bien”, “Yo puedo realizar mi sueño”.
– Valore lo que ya tiene: reconozca los puntos positivos de su trayectoria y el aprendizaje adquirido con los errores.
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