La salud de Inés Moreno se vio afectada por un soplo en el corazón y por la fiebre reumática desde los dos años de vida. Con el tiempo tuvo otros problemas cardíacos y estuvo al borde de la muerte debido a que comenzó a funcionar mal su válvula mitral, sin embargo, el poder de Dios obró en su organismo y hoy disfruta de un excelente estado de salud.
“Por mis problemas de salud era retraída y solitaria, cuando comencé a trabajar, al poco tiempo, conocí al padre de mis hijos. Fuimos muy felices mientras duró, hasta que comencé a notarlo distante. Un día se puso a llorar porque estaba triste, me dejó y volvió a la casa de sus padres, su padre había muerto de un infarto manejando el auto, la madre murió en una semana con un cáncer de hígado, no era normal una enfermedad terminal tan rápida. Él regresó a mi casa, estábamos divorciados pero éramos amigos, desde ese momento empezamos a perder todo, ahí me di cuenta de que había algo por detrás”, destaca.
Ella comenzó a padecer asma y surgió una complicación en la válvula mitral, no podía caminar ni una cuadra en ese estado. El padre de sus hijos falleció en quince días, tenía un tumor en la espalda y nunca había sentido nada. “Ese fue el peor momento que pasé. Tenía insomnio, miedo, depresión y pensaba en suicidarme desde la terraza”, agrega al recordar esos momentos.
Inés miraba la programación de la Universal pero le costaba llegar a la iglesia, finalmente llegó cuando estaba a una semana de ser operada a corazón abierto. Le daban seis meses de vida porque sufría palpitaciones y la válvula mitral no funcionaba. “Al participar de la Hoguera Santa Dios me sanó, no hizo falta que me operaran, fui libre de todos los problemas de salud y no me quedaron secuela. Hoy soy feliz, hace nueve años que me volví a casar y la relación es una bendición”, finaliza sonriendo.
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