“El que en integridad camina será salvo; mas el de perversos caminos caerá en alguno.”
(Proverbios 28:18)
El perverso encuentra siempre manera para conseguir lo que quiere. Todo lo que hace es para beneficiarse y agradar a su corazón. Para él, no parece tan malo. Confía en su destreza, en su brazo. Se hace pasar por siervo de Dios. Dice que busca hacer Su voluntad. Sin embargo, en vez de permanecer en espíritu para saber la voluntad de Dios, insiste en adecuar Su voluntad a la suya. ¿Acaso la voluntad de Dios es realmente tan complicada? ¿Acaso necesita encontrar una manera aquí o allá para entonces ejecutarla?
“Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición” (Marcos 7:9). El religioso encuentra un modo para hacer las cosas a su manera y no obedecer a Dios. Crea sus propias reglas y a veces se engaña a sí mismo para no sacrificar su voluntad.
El que anda en integridad muchas veces es visto como “bobo”, pero la Palabra de Dios garantiza que este es quien será salvo. Salvo no solo de las emboscadas del mundo. Los labios y la habilidad pueden salvar al perverso de algún problema de este mundo, pero jamás le darán la salvación del alma.
El íntegro elije pensar en las cosas de Dios y depende de Él. Estar en espíritu es cultivar los pensamientos Divinos. Sacrifica su voluntad para obedecer a Dios. Así, es capaz de conocer la voluntad de Dios y ejecutarla, de acuerdo con Su Palabra. Verá las promesas de Dios cumpliéndose en su vida aquí en la Tierra y alcanzará la vida eterna.
¿Quién le parece que es el más inteligente?
Ande en integridad, no ceda a la “manera” o a las facilidades de este mundo.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo