“Sí, yo puedo”. Aproximadamente 2200 personas repetían en voz alta la frase dicha por el obispo Jair Barbera, responsable de la evangelización de la Universal en Japón. Llenando el Hamamatsu Arena, estadio polideportivo de la ciudad japonesa de igual nombre, esas personas aprendieron, durante la reunión, la importancia de creer y mostrarse a sí mismas que todo es posible.
Esta fue la primera vez que el evento “Sí, usted puede” fue realizado en Japón. La reunión fue ministrada por el obispo Jair, que empezó la reunión explicando: “Comenzar afirmando algo positivo cambia todo, porque las palabras dichas y oídas pueden influenciar la vida de cualquier persona”.
De las más de 2 mil personas presentes, 600 estaban en una reunión de la Universal por primera vez. Otras viajaron horas para poder participar, como es el caso de Renata Fumiko, que viajó cuatro horas y media, desde la ciudad de Ibaraki, y afirmó: “Esperé mucho para poder participar de esta reunión, dejé todo preparado para que nada salga mal hoy.”
Entre el sí y el no
El mensaje transmitido durante la reunión fue sobre la importancia de saber que los pensamientos guían las actitudes. O sea, decir que es posible nos lleva a la victoria, mientras que negar las oportunidades decreta la derrota prematuramente.
Y, para que el “sí” sea verdadero en su vida, es necesario estar cerca de Dios, utilizar la fe. El Señor Jesús afirmó: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” (Mateo 7:7).
“Muchas personas en todo el mundo son víctimas de los “No”, y muchas otras son beneficiadas por el poder del sí. El no y el sí tienen un poder increíble”, explicó el obispo.
Según él, si la persona deja que la negatividad domine su vida, todo pasa a ser malo. Personas equivocadas serán atraídas a relaciones y amistades, la vida profesional estará siempre debajo de su capacidad, la familia siempre será insatisfactoria, además de tener la salud física y espiritual derrumbada.
“En realidad, la persona atrae tantas cosas malas que hasta lo que le debía traer beneficios se transforma en maleficios”, afirma el obispo. “Normalmente ella pasa a tener los siguientes síntomas: depresión, tristeza profunda, enfermedades físicas y emocionales, nerviosismo, desórdenes alimenticios, irritación fácil, miedo a arriesgarse, no tiene alegría y fuerza para vivir. Muchos llegan incluso a creer que no merecen vivir más”. Y todo eso refleja el alejamiento de Dios. El “no” que domina a la persona también es un “no” a la fe, un “no” a creer en el poder de Dios.
Por otro lado, los que eligen creer en su alianza con Dios jamás se desaniman, independientemente de los obstáculos.
Es lo que sucedió con la japonesa Masayo Itakura, de 35 años de edad. Ella cuenta que, durante la infancia y adolescencia, desarrolló un complejo de inferioridad que dificultó su vida por muchos años.
“Yo vivía infeliz y no me creía capaz”, cuenta. “Pero todo comenzó a cambiar cuando oí que podría ser diferente, que podría ser feliz.”
Cuando se acercó a Dios, Masayo superó el bullying sufrido en la escuela y pasó a creer en sí misma. “Cuando conocí a Dios, pude librarme del complejo de inferioridad”, concluye.
¿Usted también quiere tener una alianza con Dios para despertar la fuerza que existe en su interior? Participe en la Universal más cercana a su hogar. Para conocer la dirección ingrese aquí.
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