Las personas son conscientes de los innumerables beneficios que la actividad física le aporta al cuerpo, pero desconocen sus efectos en el cerebro. Ellas piensan que el ejercicio físico solo beneficia a los huesos, a los músculos, al corazón y a los pulmones. En realidad, la práctica regular de actividad física también ayuda a pensar con más claridad, mejora la memoria, aporta beneficios a la capacidad de aprendizaje y a la concentración.
Según el profesor y coach Cristiano Parente, tres son los aspectos importantes a analizar. El primero se refiere a los estímulos, por ejemplo, el simple movimiento de doblar el brazo o dar un paso, desencadena el intercambio de miles de mensajes. Esos impulsos van y vienen de varias partes del cerebro, permitiendo que las células permanezcan activas y trabajando. Por este motivo, la comunicación entre las neuronas y el flujo sanguíneo se vuelve más intensa.
El segundo beneficio analizado por Parente está relacionado al equilibrio en la producción de hormonas y sustancias que mejoran el desempeño del cerebro. Cuando una persona es activa y practica actividad física con frecuencia, la cantidad de esas sustancias recompensan los déficits y los excesos. Se crea un “ambiente” saludable para las células, mejorando las actividades cerebrales.
El último aspecto es el sistema circulatorio, responsable por el transporte de oxígeno y nutrientes al cuerpo. Las personas que realizan regularmente actividades físicas permiten que las células del organismo se mantengan saludables. Esos beneficios facilitan el razonamiento y preservan el sistema nervioso.
Hora de ejercitarse
Nunca es tarde para comenzar. Incluso las personas sedentarias o de más edad que comienzan a realizar ejercicios con menor frecuencia y regularidad pueden obtener una mejoría en la salud cerebral. De esta manera, disfrutarán de una vida saludable y más activa.
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