“Y el SEÑOR dijo a Moisés: He aquí Yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que Yo lo pruebe si anda en Mi Ley, o no.”
(Éxodo 16:4)
No sirve de nada depender de Dios hoy y no depender de Él mañana. No sirve de nada obedecer a la Palabra de Dios hoy y no obedecerla mañana. Es día tras días. Busque cada día. Trabaje un poco cada día. No sirve de nada recoger hoy, para toda la semana, aquello que es hecho para recoger todos los días.
Dios dio el maná para que el pueblo aprendiera a depender de Él y de su trabajo. El maná no surgió en la mesa de cada familia. Él tenía que ser recogido, diariamente, preparado y consumido el mismo día. Y, al día siguiente, todos sabían que caería nuevamente, y que tendrían que recogerlo nuevamente.
Así continúa siendo. Hacemos un poco de lo que tenemos que hacer, todos los días, en relación a lo que queremos. Si usted no hace nada en relación a sus objetivos todos los días, sabiendo que tendrá que recoger todos los días, no alcanzará la Tierra Prometida. El maná le fue dado al pueblo para que supiera que no solo de pan viviría, sino de toda Palabra que saliera de la boca de Dios.
La Palabra ya fue dada. Es por ella que usted vive. Haga, todos los días, algo para tomar posesión de lo que usted ya recibió de Dios. El pueblo recibía su sustento en porciones, recogía solo lo que podía comer. Si lo dejaba para el día siguiente, lo estropeaba. Lo que usted tiene que hacer hoy, no lo puede dejar para mañana. Como ha meditado en la Palabra de Dios a cada día y ya consigue ver los resultados, todo lo que haga, diligentemente, cada día, traerá resultados.
Haga un poco cada día en relación a lo que usted cree.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo