Juan Carlos Maciel y Lidia Sosa se casaron con la intención de ser felices, pero los problemas no tardaron en aparecer. Él había comenzado a fumar y a tomar a los 16, a los 22 conoció a Lidia y decidieron apostar por el amor, pero con el tiempo los problemas cotidianos sumados a las peleas con su esposa por los malentendidos lo llevaron a fumar tres paquetes de cigarrillos por día. “Los problemas que se generaban en el matrimonio eran por mi culpa, yo era muy nervioso y mi trabajo no me ayudaba mucho, no sabía si regresaba a casa y las malas influencias me mantenían tensionado todo el tiempo. Cuando nacieron mis hijos dejé de fumar y me tranquilicé bastante, ya no me juntaba más con los viejos amigos.
En un momento decidí acercarme a la Universal luego de escuchar los testimonios. Y decidí cambiar porque en ese momento estaba fumando mucho nuevamente y no podía dejar el cigarrillo.
Todo el día tenía dolor de cabeza y vivía a mate y cigarrillos. He llegado a juntar los cigarrillos del suelo en las paradas de colectivos para poder fumar porque no tenía dinero para comprar. Recuerdo que una vez las palabras de mi hija se me quedaron marcadas, ella quería un helado y yo le dije que no tenía dinero, a lo que ella me respondió ‘Claro, pero para los cigarrillos si tenés, ¿no?’. Ahí decidí dejar el cigarrillo.
La economía no estaba bien, dormía poco, no podía estar con mi familia y extrañaba a mis hijas. También me alimentaba mal, era muy difícil, porque no me alcanzaba el dinero. Mi suegra fue a la iglesia primero, después fue mi señora, llegué yo y después llevamos a mis hijas.
Busqué tener un encuentro con Dios y me bauticé en las aguas, decidí cambiar y paulatinamente fui viendo como toda mi vida cambiaba. Antes no podía dormir y tras participar de las reuniones fui teniendo paz y logré dejar el cigarrillo luego de veinte años de fumar. Mi economía cambió, la familia es una maravilla hoy en día, porque podemos disfrutar del tiempo juntos.
Recientemente recibimos una gran bendición, mi esposa levantó el sobre de la Hoguera Santa porque hacía un año y medio que no podíamos retirar de la agencia el auto que estábamos pagando. A los dos días nos llamaron para que lo fuéramos a buscar. No teníamos condiciones de sacarlo porque el monto aumentaba cada vez más. Ahora estamos estrenando un auto 0 km”, afirma junto a Lidia.
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