Y Josué dijo a los hijos de Israel: ¿Hasta cuándo seréis negligentes para venir a poseer la tierra que os ha dado el Señor, el Dios de vuestros padres? Josué 18:3
Las Promesas de Dios no van a ser escritas, no fueron escritas y ahora son un proyecto encajonado; no tienen que pasar por una comisión para que sean aprobadas; ya fueron hechas y están a nuestra disposición.
Son un Decreto inviolable, que no puede ser rechazado ni siquiera por la persona de más autoridad de todo el universo y no puede ser cambiado en su contenido.
Todos los que poseen la Fe Viva en el Dios Vivo tienen la condición de tomar posesión de esas Promesas. Los escogidos de Dios, aquellos que decidieron sacrificar sus voluntades, su vida en el Altar de Dios.
El Espíritu de Dios hizo que Josué entendiera la negligencia de quienes habían sido llamados para tomar posesión de las tierras.
¿Hasta cuándo usted va a aceptar esa vida de vergüenza, fracaso y miseria? ¿Va a quedarse ahí, parado, aguardando qué?
Fue prometido. Quien tiene que salir ahora a demarcar lo que le pertenece es usted.
* Negligentes – Quien actúa con dejadez, descuido, pereza