¡Buen día, obispo!
No vengo a preguntar, solo a dar testimonio de lo que ha sucedido en mi vida.
A comienzos de junio de 2016 descubrí inesperadamente dos nódulos en la tiroides de mi hijo de solo 12 años (Leonardo), hijo único, hijo de médico y atleta federado de fútbol. ¡No supe qué hacer! ¡Me desesperé! El miedo y la tristeza me dominaban solo de pensar lo que podía ocurrir si el resultado de los exámenes (biopsia con punción) diera que los nódulos eran malignos. Es un caso muy raro, asociado a la glándula del TIMO. Generalmente, cuando ese problema se presenta en niños, los nódulos suelen ser malignos.
Siempre fui criada en la iglesia católica, pero, un sábado, cuando mi esposo salió con mi hijo y yo me quedé acostada en mi cama mirando TV, exhausta de tanta tristeza y estrés que estaba pasando por toda aquella situación, vi un programa de la Universal. Había invitaciones diciendo que el domingo habría una fuerte oración por la cura.
Mi papá ya había comentado que tenía el deseo de conocer el Templo, pero yo sabía que había un prejuicio respecto a la Iglesia Universal. Sentía recelo de pedirles a mis papás que me acompañaran aquel domingo hasta el Templo de Salomón. Sin embargo, me animé y les pedí que fuéramos hasta el Templo, el 3 de julio, a favor de la salud de su nieto al que ellos tanto amaban.
¡Fue una bendición! Noté que al salir del Templo sentía mi alma llena. En lugar del llanto (que no paraba), del inmenso dolor en el alma, del inmenso vacío que sentía hacía muchos años, vino la plenitud y la paz. ¡Increíble! ¡Una sensación que jamás había sentido! ¡Inexplicable! Parecía que había salido de una cirugía.
Enseguida vino el resultado de la biopsia de mi hijo que, para Honra y Gloria del Señor, dio que eran nódulos benignos y resquicios embrionarios de la glándula Timo. Ahora solo tenemos que seguirlo. Léo se hará nuevos exámenes a fin de año, y creo que esos nódulos desaparecerán, que Dios tiene el poder para curar totalmente a mi hijo y que le dará una salud plena.
Obispo, ¡¡¡sus reuniones y las reuniones del obispo Macedo son maravillosas!!! ¡Sin palabras! No me pierdo un solo domingo, y mis padres tampoco. Todo el prejuicio cayó por tierra. En cada prédica, todas mis dudas son aclaradas. Mi matrimonio, que estaba lleno de peleas, de indiferencia hacia mi esposo, fue transformado. Y yo, que añadía tanto rencor, tanto odio por esa situación, ¡¡¡fui curada por el Espíritu Santo!!! ¡Increíble! ¡Pedía durante años por eso! Frecuentaba grupos de oración y nada, ¡el vacío de mi alma continuaba!
Hoy no guardo ninguno de esos sentimientos, y mi esposo se está convirtiendo en una persona mucho más amable conmigo. ¡Ni lo creo! ¡Señales de que Dios me ha dado! Yo me siento más en paz, y el vacío del alma está lleno. Tenemos problemas, desafíos cotidianos, pero no siento más la desesperación que sentía en mi alma.
Gracias por todo, y felicitaciones por el maravilloso trabajo de la Universal. ¡Qué bendición me dio Dios al tener el privilegio de poder conocerlos!
¡¡¡Cada día voy a obedecer a Dios y a Sus enseñanzas!!!
La prédica del domingo 21 de agosto, cuando usted explicó los desafíos y las persecuciones de la iglesia, ¡fue fantástica!
¡Abrazos y que Dios siempre lo bendiga y bendiga a la Iglesia Universal en esta misión!
Luciane