“Retroceder nunca, rendirse jamás” es una expresión que puede describir bien a John Creasey (1908-1973), que en la década de 1930 no era más que un joven inglés que iba de empleo en empleo.
Pero Creasey tenía un sueño que perseguía desde niño: ser escritor. Hijo de un constructor de carretas y el séptimo de nueve hijos, Creasey tuvo poliomielitis en la infancia. Las secuelas no fueron tan fuertes al punto de impedirle caminar y, rápidamente, comenzó a luchar por el sustento. Su familia humilde de Surrey, en las afueras de Londres, no aprobaba mucho su intención de escribir profesionalmente. Incluso sus familiares fueron los primeros en decir “no”.
De 1923 a 1935, ya enviaba sus historias policiales a varias editoriales británicas. Los textos siempre eran rechazados. Incluso cuando estaba trabajando, ya sea como ayudante de oficina, empleado o vendedor, él no renunciaba a escribir.
En 1932, Creasey pudo publicar su primera novela policial, Siete Veces Siete (en una traducción literal), pero no llegó a tener éxito. Él entró al Guinness World Records (Libro Mundial de los Récords) como el escritor que recibió más rechazos en la historia: fueron 743.
Creasey continuó con su objetivo. En el helado fin de la tarde de la víspera de Navidad de 1935, allí estaba el hombre trabajando como cartero. Él seguía, con la bicicleta, desde el centro de la ciudad a su casa en el suburbio. La ropa y el rostro estaban oscuros por el “esmog” londinense (nada agradable y menos saludable que la mezcla de neblina con humo de las chimeneas de la época).
En aquel momento, como si eso fuera poco, comenzó a nevar. Fue cuando Creasey se detuvo a comer algo. Él compró el tradicional “fish and chips” británico, una porción de pescado empanado y papas fritas, envueltos en una hoja de diario. Era su cena después de un día de trabajo.
Nada es por casualidad
Comer algo envuelto en un diario puede ser antihigiénico, pero en aquel momento, fue una bendición para Creasey.
Cuando él terminó de comer, algo entre las noticias le llamó la atención: las inscripciones abiertas para un importante premio literario terminaban en seis días. El premio era patrocinado por dos editoriales.
El escritor Creasey puso manos a la obra y envió su manuscrito cuando faltaban solo minutos para el fin del plazo.
Vencedor
No es necesario decir que Creasey fue el vencedor. Su historia fue publicada y recibió una buena suma de dinero, que le posibilitó dedicarse a la carrera de escritor tiempo completo. Los días de cartero con el rostro cubierto de humo quedaron atrás.
Fue como si una corriente fuese liberada: la fama conquistada por la premiación resultó en varios otros libros. ¿Recuerda aquellos 743 rechazos? Se convirtieron en un número mucho más interesante a lo largo de su carrera: 562 libros lanzados y más de 80 millones de copias, por lo menos 5 mil diferentes ediciones y en 28 lenguas. Obras firmadas con su propio nombre o con 27 diferentes pseudónimos. Solo en 1937, él lanzó 29 libros.
Dedicación
Muy disciplinado, Creasey siempre cumplía con los plazos de entrega de los textos. Sus historias, en la gran mayoría, eran policiales, repletas de misterios, algo bien típico de otros escritores de su tierra, como Conan Doyle (con su detective Sherlock Holmes) y Agatha Christie, además del lejano oeste, ficción científica y espionaje. Más tarde, algunas historias fueron adaptadas para series de TV y para el cine.
Con el tiempo se convirtió en editor y recordó las antiguas dificultades para ayudar a otros aspirantes a escritor. En 1953, fundó una asociación que concedía un premio anual en dinero para obras inéditas de nuevos autores. Claro que hizo mucho más en la vida: viajó a decenas de países, muchas veces llevando a su esposa e hijos, pero siempre estaba trabajando. Era un intenso activista político. Y nunca desistió.
Le contamos todo esto para que usted piense bien antes de desistir de alguna meta, incluso cuando parezca difícil de lograr. ¿Olvidó su sueño por las circunstancias de la vida?¿Aún cree que aquel diploma parece imposible, que aquel matrimonio no saldrá del campo del deseo o que la prosperidad es solo para los demás?
Crease y tenía razones para usar cientos de excusas, pero no lo hizo. Él no se conformó. Es más, mirando el lado positivo: difícilmente usted oirá 743 “no” durante su vida.
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