A Silvia Berecini le detectaron una enfermedad terminal, en los estudios se comprobaba la presencia del linfoma de Hodgking. Ella recibía la dura noticia de que tenía cáncer de piel. “Mi problema de salud empezó con una picazón en todo el cuerpo. Con el tiempo se comenzaron a formar heridas, se me hacían ampollas rojas, y finalmente comencé a tener hemorragias en la piel. Además, recuerdo que tenía otros síntomas, como mucha tos y cansancio. En total me vieron 15 médicos hasta que detectaron que se trataba del linfoma de Hodgkin”, afirma Silvia al recordar de qué manera se presentó esta enfermedad.
“Estuve internada durante dos meses y medio, debido al tratamiento llegué a bajar 51 kilos. Estaba pesando 43 kilos y seguía bajando de peso. En ese momento me diagnosticaron anemia grave y finalmente me confirmaron que era un cáncer de piel terminal. Me trasfundieron y hablaron de realizar un transplante de médula porque la piel y todos los órganos de mi cuerpo, excepto el corazón y el cerebro estaban tomados. Solo me quedaban días de vida”, afirma y reconoce que en ese momento estaba desesperada.
Ella encontró una esperanza en la Universal, comenzó a participar de las reuniones y su salud fue recomponiéndose.
“Encontré un lugar donde había una solución, el medico me mandó a hacer un nuevo estudio porque no creía que me iba a sanar. Al mes me curé, los estudios salieron negativos, el cáncer desapareció”, afirma sonriendo.
Linfoma de Hodgkin
Es un tipo de cáncer que afecta al tejido linfático, que se encuentra en el bazo, los ganglios linfáticos y también el hígado y la médula ósea. La ciencia desconoce la causa de esta enfermedad, que es más común entre personas de 15 a 35 y de 50 a 70 años de edad.
Si se complica, puede provocar otros tipos de cáncer, cardiopatías, problemas pulmonares y enfermedades en la médula ósea, como leucemia.
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