Cuando una persona llega a la Universal, busca a través de la fe, la solución de sus problemas. Cuando esa búsqueda es sincera, la transformación realmente ocurre. Prueba de esto son los miles de testimonios dados a lo largo de los años. Pero el cambio de vida no sucede de la noche a la mañana, ni tampoco significa la ausencia de obstáculos y tentaciones.
Si usted cree que participar de las reuniones le impedirá que pase por desiertos y desafíos, con plena certeza, usted corre un gran riesgo de decepcionarse. A fin de cuentas, quien decide invertir en la vida espiritual enfrenta muchas pruebas disfrazadas de dificultades. En el momento de tentación y prueba, ¿usted sabrá mantenerse firme o cederá y caerá en el error?
Venciendo las pruebas
Letícia Moreira de Souza, de 21 años, (en la foto al lado), pensó que no enfrentaría contratiempos debido a su fe y a sus actitudes correctas. Pero ella se equivocó. “Después de una invitación de mi madre, decidí bautizarme a los 16 años y comencé a participar del grupo “Fuerza Joven” de la Universal. Creía que mi vida sería un mar de rosas, porque estaba obedeciendo a Dios, pero, justo en ese momento, comencé a ser provocada en la escuela, mis compañeros se burlaban de mí”, recuerda.
Además de tener que lidiar con los prejuicios, Letícia atravesó verdaderas pruebas en su trabajo. “Una vez mi jefe me pidió a mí y a nuestro equipo que mintiéramos si la coordinadora general nos preguntaba sobre la organización del trabajo. Si yo mentía agradaba a mi supervisor, pero desagradaba a Dios. Decidí decir la verdad incluso con miedo a ser despedida”, cuenta.
Algunas personas del equipo le dijeron que era una tonta, otras la admiraron por haber tenido el coraje de ser honesta. “No me despidieron y hasta hoy trabajo allí. Con esa experiencia aprendí que el camino de la fe es difícil, pero nos diferenciamos y mostramos el carácter de Dios. Si no pasamos por ‘tentaciones’ y las vencemos, ¿cómo vamos a dar un buen testimonio de Jesús?”, observa.
Decisión sin dudas
Adriano dos Santos Alves, de 23 años, (en la foto al lado) es un empresario que revela que algunas situaciones que vivió le mostraron que en algunos casos, es necesario “perder algo” para mantenerse fiel a los propios valores.
“Después que me convertí, sabía que iba a padecer prejuicios, y así fue al principio. Aun siendo un hombre mejor, habían personas que trataban de llevarme a ser aquella antigua persona que solo sufría y hacía todo mal. Hubo una situación que me marcó. Mi jefe me pidió que dañara unos productos con el fin de hacer que el cliente compre unos nuevos”, recuerda.
En ese momento, él era el responsable de testear las mangueras de incendio de edificios y shoppings, y el coordinador quería que él perforara las mangueras para que los propietarios compraran unas nuevas. “No lo pensé dos veces y me negué a su pedido. Además de eso, renuncié. Me fui sin derechos, con un posible plan de carrera frustrado, pero con mi conciencia limpia y con la fe renovada por haber hecho lo mejor para mí y para Dios”, afirma.
El empresario también tuvo que vencer la tentación de reencontrarse con su ex novia. “En el momento que había decidido bautizarme en las aguas, ella me llamó queriendo marcar un encuentro. Me preguntó si realmente eso era lo que yo quería, dándome a entender que desaparecería de mi vida. No dejé que la duda entrara y le aclaré que era el camino que seguiría”, cuenta.
Él sabe que pasará por otras pruebas, por eso sigue firme en su fe. “Entiendo que aparentemente perdí cosas y a personas en esos momentos. Pero hoy tengo la recompensa de haber vencido las pruebas, y conquisté mucho más. Dios me bendijo con una novia maravillosa, tengo mi propio negocio y, lo más importante, siempre estoy perseverando, con la confianza de que conquistaré mis objetivos”, concluye.
Es lo que revela su fe
En la vida de todas las personas surgirán situaciones que parecen tentadoras, ya sea en el área sentimental (cuando la relación no está bien y aparece alguien aparentemente mejor), sea en el área profesional (cuando el jefe pide que haga algo ilícito y a cambio le ofrece beneficios). O cuando el ambiente o las personas tratan de influenciarlo de manera negativa (hacer que ingiera alcohol, frecuente lugares desagradables, etc.), entre otros ejemplos que van en contra de la fe y de los valores cristianos.
Por lo tanto, es necesario ser fuerte para no cometer errores que solo traen sufrimiento. Para el obispo Júlio Freitas, una persona de fe es perseverante y supera todas esas pruebas de la vida. “Es decir, por si no lo sabía ¡nuestra fe es probada constantemente! Enfermedades, deudas, desempleo, disfunción familiar. No importa el problema, Dios espera que usted se rebele contra el mal siendo, en el proceso, probado y aprobado. Cuando la fe de la persona es aprobada, ella avanza, así como también las áreas de su vida evolucionan”, aconseja.
Por lo tanto, si usted está pasando por alguna situación que lo ha impulsado a hacer algo equivocado, aléjese de eso, no le dé lugar a la duda y use su fe inteligente. Ella siempre es la mejor respuesta.
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