A principios de agosto, esta foto causó polémica en las redes sociales. En ella, una mujer está sentada, mirando el celular, mientras que un bebé está acostado sobre un paño en el piso. La imagen, sacada en la sala de espera de un aeropuerto, fue publicada por un usuario de Snapchat, que escribió “¿Quién deja a un bebé en el piso de esa manera?”
No tardó mucho para que más de dos mil personas competieran la foto condenando la actitud de la mujer. La mayoría decía que la madre estaba usando las redes sociales mientras que su bebé, que debería estar en su regazo, estaba acostado en el piso sujeto a enfermedades. “No pones a un bebé en el piso sucio, con una manta debajo o no. Ella no sabía lo que había en el piso”, escribió una persona.
Entre las críticas, también estaban las acusaciones como “ella es una pésima madre” y “ella deja al niño tirado mientras envía mensajes”. En Twitter, un usuario decía que estaba “llorando con la escena”.
Mientras que las conclusiones precipitadas corrían por el mundo, la verdad salió a la luz. La mujer que aparece en la imagen es la estadounidense Molly Lensing. El día en que se tomó la foto, ella y el niño durmieron en el piso del Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson, en Atlanta, Estados Unidos, mientras esperaban hace días una conexión del Delta Airlines para volver a su casa.
Molly tendría que haber volado el lunes, pero su viaje se canceló. El martes, el vuelo se atrasó seis horas, lo que hizo que perdiera su conexión en Atlanta. Ella volaría nuevamente a la medianoche, pero el vuelo fue cancelado a último momento. Después de estar más de cuatro horas intentando solucionar el problema, ella y el bebé tuvieron que dormir en el aeropuerto para esperar hasta el día siguiente. En el momento de la imagen, el jueves, Molly se había levantado para pedirles a sus padres, por el celular, que fueran a buscarlos en auto.
¿Para qué criticar?
¿Usted ya notó lo fácil que es enumerar los defectos de alguien antes de conocer los hechos? Juzgamos a alguien que solo vimos unos instantes, criticamos por la apariencia y condenamos por causa de una imagen.
Tan solo con un clic, en pocos segundos, una madre tuvo su vida invadida por miles de personas desconocidas. No se sabía quién era la mujer y lo que estaba sucediendo. Pero la mayoría decidió señalar con el dedo y decir el tipo de madre que era.
Este comportamiento revela cómo muchas personas prefieren dar su veredicto incluso sin saber sobre lo que están opinando. Buscando fallas en otras para mostrar sus convicciones.
En el caso de la foto, muchas personas la vieron. Pero, ¿cuántas le ofrecieron ayuda a esa madre? Quien estaba cerca realmente podría hacer algo y decidió en vez de eso, fotografiar la escena y divulgarla en las redes sociales.
Actualmente, internet es un medio que facilita el juicio. Se publica algo sobre alguien, sin autorización y, después de que la publicación se repite miles de veces, el daño ya está hecho. Es más difícil de revertir una historia contada en la primera publicación. Tal vez si la compañía aérea no hubiera contado lo que había pasado, hasta ahora seguirían las críticas hacia aquella madre.
Una imagen “vale más que mil palabras” y, por eso, una persona no puede interpretarse solo desde el ángulo en el que es fotografiada.
En vez de juicios, necesitamos más gentileza. Y, si algún día estamos en la posición de juzgar, debemos hacerlo no por lo que vemos, sino por los hechos. Eso es justicia.
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